── Historias cortas (𝘰𝘯𝘦-𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴) sobre el cantante, compositor, escritor, director, productor, miembro de DPR; Christian Yu, mejor conocido como DPR IAN.
── Aquí encontrarás diferentes versiones de Christian en su totalidad.
── Contenido adu...
Desde el momento en que ellos dos recibieron la noticia de haber concebido un hijo, Christian había estado actuando dolorosamente obvio con su ansiedad al respecto, incluso detrás de esa conducta estoica suya. Iba desde no dejar a Madison sostener nada en absoluto hasta simplemente no perderla de vista. Y cada mes que pasa se volvía más intenso...
Madison soltó un suspiro de cansancio que claramente Christian escuchó, a lo que su marido se apresura a encontrar el camino hacia ella en la entrada.
-¿Qué ocurre, amor?-pregunta, ya preocupado por la forma en que ella tiene el ceño fruncido, tratando de mirar más allá de su estómago, a sus zapatos.
-¡Oh Dios! ¿Cómo escuchaste eso?-le pregunta riéndose un poco mientras lo ve acercarse a ella a paso rápido.
Christian siempre había sido inteligente, pero pareció haber desarrollado un sexto sentido completo desde que su bonita esposa quedó embarazada de su hijo. Inmediatamente notó sus cordones desatados y se agacha a sus pies.
-Necesitas un par de zapatos nuevos.-le dice con un gruñido mientras hace firmemente un doble nudo en cada uno. Christian se levanta y Maddie le sonríe tiernamente.
-Gracias. Volveré pronto, cariño.-le dice Maddie, con la mano ya en el pomo de la puerta. Él la detiene suavemente, impidiéndole salir en el último segundo.
Y a pesar de sus numerosas protestas, termina acompañándola afuera, asegurándose de que la mano de su esposa esté alrededor de su brazo para apoyarse.
-Cambié de opinión. Voy contigo.-dice tomando su abrigo de la perchera.
-Oh, vamos, amor, ¡sólo voy a dar un paseo! ¿No dijiste que tenías trabajo qué hacer el día de hoy? Sólo me tomaré veinte o treinta minutos como máximo.
-¿Quién sabe qué podría pasar durante ese tiempo?-se pone sus propios zapatos con facilidad.-Además, el trabajo puede venir más tarde.
Y luego, al día siguiente, después del trabajo, llegó a casa con un par de zapatos nuevos, diseñados especialmente para mujeres embarazadas.
──
Caminar a su lado durante tus caminatas diarias se había convertido en la norma ahora, y hace tiempo que Maddie dejó de convencer a Christian de que se quedara en casa. Una vez que ellos dos regresan, él la lleva al baño, le lava los pies y luego la hace recostarse en el sofá para su comodidad.
-Hoy caminaste un poco más lento de lo habitual, bonita.-le dice su marido tiernamente sentándose bajo sus pies en el sofá.
Como esperaba, estaban hinchados y parecían bastante dolorosos. Sin decir nada más, comienza a masajearlos suavemente, evitando ciertos puntos de presión.
-¿Así está bien, amor?
──
-¿No soy una carga?-le pregunta su bella esposa de la nada por pura curiosidad.
-¿Una carga?-resalta, casi enojado.-¿De dónde diablos salió esa tontería? Por supuesto que no. Estás embarazada de nuestro hijo.
Es entonces cuando Madison rompe a llorar por tercera vez en el día, en lugar de ponerle los ojos en blanco, él se queda a su lado y le entrega pañuelos.
-¿Cómo es que tuve tanta suerte de tenerte?
Christian frunció su ceño confundido.
El que tuvo suerte fue él.
──
Christian mantiene mano presionada contra el estómago de su mujer, esperando ansiosamente una respuesta. La forma en que sus ojos brillan cuando siente una pequeña patada bajo la palma de su mano, la hace más que feliz de una manera que no podía describir.
-Una patada fuerte.-comenta Christian evidentemente orgulloso.
-Probablemente lo sacó de ti.-le responde su esposa sonriendo de oreja a oreja.
──
Christian camina lentamente, esperando nerviosamente. Aunque no cree en el otro mundo ni es un hombre religioso, los gritos de dolor de Madison lo hacen orar internamente.
Una vez que los llantos del bebé suenan en la sala de partos y se le permite entrar, hacia quien se apresura no es al bebé, sino a Maddie.
Christian le quita el sudor de la frente con una mano y le da un suave beso en el mismo lugar.
-Lo hiciste bien. Lo hiciste muy bien.-repite casi sin aliento, incapaz de pensar en nada más que decir mientras toma su delicada mano con más amor y afecto que nunca. Maddie siente una oleada de emociones recorriendo todo su cuerpo, pero por ahora, sólo le da una sonrisa cansada y le aprieta débilmente la mano.
