|Trece|

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La luz entra por la ventana de mi habitación y no tengo ganas de moverme, mucho menos de levantarme de mi suave cama, estoy demasiado cómoda aquí acostada pero una enorme sed me atormenta y aparte de esa sed siento un terrible dolor de garganta, creo que anoche el señor Lucifer nos dió una pastilla a Angel, Nico y a mi pero parece que no me pasó el dolor.

Me di una vuelta en mi cama y me caí, el sonido de mi golpe se escuchó por todo el pasillo de mi habitación por lo que Angel entró rápidamente.

—¿Estás bien? ¿Que te pasó?- Tiene la voz ronca, creo que el y yo estamos igual de enfermos.

—Solo giré y me caí, ¿Tu te sientes bien?-

—Me duele horrible la garganta, _____. Estaba yendo a la habitación de Lucifer para que me dé una pastilla de nuevo pero escuché un golpe dentro de tu cuarto así que entré.- Que lindo, Angel se preocupó por mi.

Me levanté del suelo, me puse unas pantuflas que tenía cerca y caminé a lado de mi amigo.

—Vamos los dos, yo también tengo un fuerte dolor en la garganta, posiblemente sea por qué anoche dejamos las ventanas abiertas mientas regresamos.-

—Tal vez sea por eso, vamos rápido.-

Angel y yo caminamos hacia las escaleras para poder ir a la habitación del señor Lucifer pero mientras subíamos al siguiente piso escuchamos a Nico gritar como loco así que decidimos ir a ver qué ocurre con este idiota.

—¿Que traes Nico?- Le preguntó Angel con la voz ronca.

—¡POR CULPA DE TODOS USTEDES NO PUDE PASAR TODO UN DIA COMPLETO CON VELVETTE!- Su voz también está ronca.

—¿Velvette? ¿Una de los Vees?- Creo que nosotros tres conocemos a los tres Vees, genial.

—¡SI CABRONES, LA MARAVILLOSA VELVETTE ME LLAMÓ AYER POR LA MAÑANA PARA DECIRME QUE PODÍA IR A LA TORRE DE LOS VEES PARA PASAR EL SÁBADO CON ELLOS! Aunque no se por que lo haría.- Hijo de perra, se pone así por estupideces.

—Nico... Hoy tengo que ir a trabajar con Val, ¿Te parece si me acompañas y de paso te quedas con Vel?- Angel sabe cómo calmarlo.

—Me parece bien... ¿A dónde iban?-

—Pues mi querido pendejo, íbamos a la habitación del señor Lucifer para que nos dé unas pastillas.-

—¿Se van a drogar?- Que idiota.

—No Nico, estamos enfermos, al igual que tú.- Angel también se dió cuenta que la voz de Nico está ronca.

—¿Quién? ¿Yo? ¡JAJAJA! Se equivocan perras, yo jamás me he enfermado.-

—¡Que mierda Nico! ¿No escuchas que tú voz está ronca como la nuestra?- Este pendejo está haciendo que me enoje.

—Pues si pero de seguro ya se me pasa, no exageren.-

—Entonces no vas a salir del hotel ya que posiblemente contagies con tu enfermedad a la señorita Velvette.- Las amenazas son lo único que funcionan con él.

—Esta bien, está bien, vamos a la habitación de Luci, pero rápido.-

Caminamos y subimos gradas por un buen rato hasta que llegamos a la habitación del señor Lucifer.

—Nico, toca la puerta.- Le dije para que podamos entrar.

—Toca tú pues, maldita cornuda.- Que idiota, otra vez.

—Ya, tocaré yo y ya dejen de pelear.- Angel parece nuestro papá.

Mi amigo de cuatro brazos comenzó a golpear la puerta de la habitación del señor Lucifer mientras que el pendejo de Nico y yo gritábamos que nos abra pero nuestros esfuerzos fueron nulos ya que no nos escucha. Ahora nos dirigímos al cuarto de el señor Husk ya que Angel dijo que posiblemente el también tenga pastillas.

Mi no-vida a tu lado (Alastor x Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora