I 『 Todo emperador necesita una emperatriz 』

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La sala del dragón estaba llena de papeles por todos lados mientras el perezoso emperador usaba uno de los muchos pergaminos limpios para abanicarse torpemente. Un bostezo salió de su boca mientras sus ojos lagrimeaban en señal de cansancio, cosa que no debería ser cierta, pues el emperador se había levantado tarde y todo el papeleo llevaba unos cuantos días atrasados. Sus ministros/consejeros personales se estaban frustrando (uno más que otro) gracias a la perezosa imagen, la cual fácilmente invitaría a uno más que otro a unirse a la vagancia de su gobernante.

— Atsushi — lo llamo el emperador.

— ¿Sí? — tenía la suficiente esperanza que su gobernante fuera a dar una orden sabia o tal vez le preguntaría algo referente a todo el trabajo acumulado.

— ¿Sí pido un plato de Chazuke para ti harías el papeleo por mí?

Por fin, el otro ministro explotó, siendo honestos está situación tardo varios días más de lo que cualquiera que conociera lo suficiente al heredero de la familia Kunikida hubiera esperado.

— ¡Ni de chiste! ¡el mocoso no es el emperador! ¡Es tú trabajo! — al darse cuenta de lo irrespetuoso que había sido tosió avergonzado — es su trabajo — se corrigió para escribir en su libreta no volver a hablarle de forma irrespetuosa al emperador sin importar que tanto se lo mereciera.

— Kunikida es aburrido — respondió quejumbroso el hombre que inspiraba terror y respeto a todos los ciudadanos del país — bien comencemos por algo simple ¿Qué es lo más urgente?

— Una emperatriz — respondieron los ministros al unísono, como si está problemática los tuviera varios días sin ser dormir (de hecho así era).

— ¿Casarme? ¿Enserió eso es lo más importante entre todos los montones de pendientes que tenemos aquí? — medito a la vez que leía uno de los pergaminos sobre la nueva ley de impuesto sobre la sal.

— ¡Sí sabías que hay pendientes! — luego de su arrebato regreso a escribir "no gritarle al emperador" otra vez, prácticamente la libreta estaba llena de esa leyenda.

— Así es, últimamente la región del occidente se está moviendo, tenemos que prevenir a las personas del General Fyodor, puede que este planeando un golpe de estado para hacerse con el poder. Si su majestad contra matrimonio con una familia respetable con suficiente trasfondo podemos prevenir moviendo la balanza a su favor en vez de entrar en una innecesaria guerra civil — Explicó Atsushi con calma, parecía que todo esto había sido discutido miles de veces por ambos ministros — además, es importante consolidar el poder por medio de un heredero.

Dazai sonrió, Fyodor siempre sería un verdadero dolor de cabeza. Ese tipo no era alguien a quien tomar a la ligera, si bien, usaba el título de general, Dostoyevski era un príncipe con legítimo derecho al trono en cuanto a sangre. El abuelo de Fyodor era hermano de mayor del anterior emperador, es decir, el padre de Dazai. Si hablamos de parentesco, es exacto decir que Fyodor era el tío pequeño de Osamu.

Dazai movió su cabeza de izquierda a derecha como si una idea se estuviera formando en su cabeza. Un ligero tarareo salió de sus labios. Un escalofrío recorrió a los ministros, ambos conocían demasiado bien al emperador, esta debía ser una mala idea.

— ¿Y si revivimos el jardin trasero? — Preguntó sonriendo.

— ¡¿Cómo vas a revivir el jardín trasero si no tienes esposa legítima para supervisarlo?! — Kunikida vomitaria sangre en cualquier instante.

— Atsushi lo hará — respondió como si fuera la cosa más obvia del mundo — nuestro pequeño Atsushi un ger así que no es imposible.

Nakajima tomo aire, sintió que estaba a punto de desmayarse. ¿Su abuelo estaría de acuerdo con esto? No podría saberlo a menos que le envíe una carta, en este momento Fukuzawa se encontraba en el campo de batalla en la parte norte del país. Sus ojos se fijaron en el emperador y el ministro que continuaban peleando (más bien Kunikida discutía y Dazai solo se abanicaba en respuesta). De la nada su memoria viajo a la infancia de los tres, el príncipe Osamu corría mientras Doppo lo perseguía y él trataba de seguirles el paso. Suspiro.

— Preguntemosle a Ranpo, si Ranpo esta de acuerdo entonces lo haré.

— Kunikida, redacta los planes en un pergamino y que alguien mande a llamar al consultor — sonrío al igual que un niño que estaba a punto de hacer alguna travesura.

En unos pocos minutos ambas ordenes estaban hechas. Un criado se había encargado de ir a la oficina del consultor para traerlo. Algunos otros pocos minutos después Edogawa Ranpo, mejor conocido como el consultor había llegado a la oficina del dragón. Sus manos estaban llenas de dulces que seguramente estaban recién hechos pero nadie se quejo al respecto o si quiera hizo un comentario al respecto.

— ¿Qué necesita el emperador de mi? — Pregunto igual de perezoso que su emperador. Camino en dirección a Atsushi y le entregó algunos dulces mientras con el dedo señalaba que eran para él, una sonrisa y una pequeña reverencia fueron el agradecimiento del menor.

— Aquí tiene — Kunikida le entrego el pergamino con la tinta fresca.

Ranpo sin el menor cuidado lo abrió y bajo sus lentes para comenzar a leer, una expresión sería adorno su rostro dejando atrás la imagen perezosa antes existente. Sus cejas se fruncieron mientras su boca permanecía cerrada, la expectación inundó la habitación.

— Me parece bien, solo deben ser tres concubinas, Kunikida y Atsushi, tomen a sus primeras cinco opciones y quiten su opción número dos y cuatro, las tres restantes deben ser las elegidas — le entrego el pergamino y salió de la sala del dragón.

— ¿Ya tenían cinco opciones?

— Así es, el mocoso y yo siempre tenemos un plan de respaldo por si echa a perder las cosas.

Dazai tarareo y cambio el tema — Tú tío pequeño es muy bueno contigo Atsushi.

— Siempre es bueno conmigo, al inicio fue algo difícil pero ahora es así, es su manera de expresar aprecio — sonrío mientras observaba los dulces en sus manos.

— Ahora centrémonos en mandar la orden a las tres familias. Antes eran las familias, Haruma, Sasaki, Nakahara, Yoshida y Minami. Gracias a Ranpo ahora solo seran, la familia Haruma, Nakahara y Minami — reviso sus anotaciones — dejemos que ellos elijan a quien mandar, solo necesitamos sus apellidos y la fuerza de sus familias, también es importante dejar en claro que la persona elegida podría ser la futura madre del imperio.

Atsushi asintió. Mientras una sonrisa aún más grande se formaba en los labios del emperador, de haber sabido que la familia Nakahara estaba entre las opciones hubiera accedido a esta clase de arreglo mucho antes.

El Harem del Emperador || SoukokuWhere stories live. Discover now