Decepcionada

46 9 4
                                    


≪❈  Ayla Williams ❈≫

Otra vez estoy aquí, parada ante las puertas enormes de hierro sin atreverme a entrar. He perdido la cuenta de las veces que me he parado en el mismo sitio sin lograr mover un pie en la dirección a esa intimidante puerta, pero mucho menos a irme, no, la culpa es demasiado para hacerlo.

   —¿Por qué no entras? —pregunta una voz a mi lado sobresaltándome.

   Sé que le hice una promesa al tío Ben de que hablaría con mi padre, pero no creo que esté lista para hacerlo frente al cementerio en dónde descansa aquella persona que le resultó tan fácil sustituir. Algo por lo que jamás lo perdonaré.

     —¿Qué quieres? —contesto luego de soltar un tembloroso suspiro.

    —Hablar con mi hija —dice e inconscientemente hago una mueca de burla —No has regresado ninguna de mis llamadas.

    —No creo que tenga nada que hablar contigo.

     —Soy tu padre Ayla, aunque eso al parecer te molesta.

    —No tanto como a ti, eso está más que claro, no me vengas ahora a hacer el papel de víctima, porque eso claramente no te pega.

    —Deberías dejar de salir con tantos hombres —dice incómodo por mis tan duras palabras.

   —¿Por qué?

   —Porque no se ve bien

—Vuelvo y repito ¿Por qué?

—Porque no es correcto que una mujer sea así, tan…

—¿Tan qué? ¿Tan puta? Entonces, porque yo he salido con dos hombres en una semana, soy una puta, pero un hombre se acuesta con incluso varias mujeres en la misma noche y es un héroe. ¡¿Es que acaso las mujeres no podemos tener necesidades sexuales, no podemos decir que este hombre no cumplió con las expectativas?! —exclamo bastante alterada ya para este punto. Es increíble que de todo lo que podría decir mi padre haya optado por criticar mi estilo de vida. Aunque no debería asombrarme, es algo que siempre ha hecho.

  —No se ve bien…

  —Ya claro, no se ve bien que la hija de una persona importante tenga tan claro su sexualidad, ¿Es eso lo que quieres decir? —Su silencio me da la respuesta que ya imaginaba y eso solo aviva ese fuego que he tenido guardado desde el momento en el que mi padre dejo de ser ese hombre que tanto amaba para convertirse en alguien que es solo apariencia, por lo que tratando de calmar mi voz, le digo: —Te voy a decir algo papá, para la sociedad una mujer nunca será perfecta, nunca se va a “ver bien” —digo haciendo comillas en esto último —Siempre va a haber errores que señalar. Si no trabaja es una mantenida, si trabaja es una interesada. Si se acuesta con muchos hombres es puta, pero si no se acuesta con ninguno es una mojigata.

«Y ¿Sabes qué? A mí me la pela lo que está estructurado en la sociedad. No me conocen, no me alimentan, no me visten, no me mantienen y mucho menos sacian mis necesidades. Si estás aquí para criticarme, puedes dar la vuelta por donde viniste, porque no me interesa lo que tengas que decir. Es más, desde el momento en el que salí de tu casa, el mismo instante en el que elegiste a dos extrañas como tu familia, dejando de lado a tu verdadera hija, desde ese momento tú te convertiste en un simple conocido para mí.

    —Hija no…

    —No, de ahora en adelante Sky es tu única hija como tanto querías. No me busques más, no me llames, simplemente olvida que existo —suelto para luego darme la vuelta y por fin alejarme de ese lugar sin mirar atrás.

   Este simplemente dejo de ser mi hogar y solo ahora me doy cuenta de ello.

   Camino por las calles de Richmond sin saber cuál será mi próximo paso, pero teniendo claro que está ciudad solo me trae tristeza y decepción y si no fuera por mis tíos y por la culpabilidad que siento cada vez que recuerdo a esa persona que tanto quise, no volvería jamás.

Resiliencia/ Melodias Del Alma Libro II (Pausada)Onde histórias criam vida. Descubra agora