Callejon

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El camino al callejón no fue ni de lejos tan incómodo como Juani esperaba y eso era principalmente por una razón: ignoraban completamente casi todo.

Una pareja besándose que pasó al lado de ellos, ignorada. Un chico que vivía en el cuarto de al lado al de Pipe, ignorado. La conversación fluía porque era superficial y porque ninguno de los dos se atrevía a establecer contacto visual.

Actuaban como si fueran actores que ignoraban completamente la escena anterior y habían pasado de frente al acto 2. A Juani no le gustaba.

No le gustaba porque no sentía la mirada intensa de Felipe sobre él, como si lo estuviera vigilando con una mezcla de cuidado y posesividad. No le gustaba porque Pipe no enredaba sus brazos o lo empujaba ligeramente con el codo como solía hacerlo. No le gustaba porque le faltaba toda la intensidad a una interacción que se había acostumbrado plenamente y que calificaba como normal.

Se estaba volviendo loco lentamente.

Ya casi llegando al callejón se hartó y no pudo más. Se paró en la mitad de la calle y notó de inmediato que Felipe paró por reflejo, lo que significaba que si le estaba prestando atención. Tal vez solo lo miraba por el rabillo del ojo o se guiaba por su sombra, pero para Juani ya significaba algo, significaba todo.

Se puso en cuclillas para amarrarse los zapatos y aparentar que no se había detenido en la mitad de la calle sin razón como un lunático. Se contentó con la manera en la que Felipe retrocedió unos pasos para estar a su altura y se hizo a un lado para no detener el flujo de gente caminando.

Juani se levantó pero en lugar de ir por el camino usual al callejón tomó una ruta alterna, quería ver si Pipe decía algo, si protestaba y rompía lo que era solo unos momentos de prefabricada tranquilidad. Felipe lo siguió dócilmente, no comentó nada al respecto y siguió hablando acerca de una clase que había tenido.

El de rulos se estaba sintiendo verdaderamente molesto. ¿Acaso Felipe estaba ignorando todo a propósito en un intento de mantener la amistad a flote? ¿Creía que las cosas volverían a ser como antes si actuaba como que no había nada más?

Juani se sentó en el borde de la vereda, con sus pies invadiendo lo que era la pista. Sabía que era una zona de circulación de carros muy baja, con una velocidad restringida, espero a que Pipe se sentara a su lado o que tal vez siguiera hablando de donde estaba.

No espero la forma en la que él menor lo levantó de donde estaba sentado, ambas manos en cada lado de su cintura al levantarlo del suelo con Juani aún de espaldas.

—¿Qué diablos crees que estás haciendo? ¿Y si viene un carro?— Felipe lo había bajado al suelo, ahora poniendo ambas manos en sus hombros y jalando de la tela de su campera, como para controlarse o hacerle entender algo.

La calma se había roto. Juani sonrió mientras Pipe lo miraba como si fuera un maniático.

—Si te importa.

—Claro que me importa pedazo de...

—Te importo yo.— el de rulos puso sus manos sobre las que estaban en sus hombros, no sabiendo muy bien que hacer con ellas.

—Claro que sí boludo, no...

Juani lo volvió a interrumpir.

—Tampoco es como si me hubiera tirado en la mitad de la pista, yo...

—Ya no puedo más.— el de cabello oscuro sacó sus manos de donde estaban apretando los hombros del mayor y las dejo colgando a sus costados tensas. —M... me voy.

—No, no te vas. Hay que portarnos como adultos y hablar.

—Ay, que maduro de tu parte Juani. Como tú no eres el que me dijo la vez pasada que me quería meter entre tus piernas y que esa era la única razón por la que te hablaba.

—No lo dije así. Seguro me exprese mal, aunque obvio que lo que dije estaba mal. Yo... ¿hablemos?— el de cabello claro agarró la mano derecha del menor en un intento de que no saliera huyendo.

Felipe abrió la boca como para responder pero no dijo nada, la volvió a cerrar y se sentó a la mitad de la vereda con las piernas entrelazadas y las manos en los bolsillos. Juani suspiró y lo siguió, sentándose lo más cerca de él que pudo asegurándose de no invadir terreno de la pista por si Pipe se ponía histérico.

Luego de unos segundos incómodos donde Juani no supo que decir, el más alto habló, aunque en un susurro. —¿Qué sentis?—

—¿Acerca de ti?—

—Supongo.— el de cabello oscuro se encogió de hombros pero el mayor pudo ver lo tenso que estaba.

No sabía cómo responder. —Siento. Siento cosas que no debería sentir por un amigo.—

—Se más específico.— le dijo Pipe sin mirarlo a los ojos.

—Me gustas. Pero no sé cómo reaccionar al respecto.—

Felipe no dijo nada. Parecía esperar a que el otro termine de hablar, pero el de rulos no sabía que más decir.

—Se nota.— terminó diciendo el de cabello oscuro, finalmente levantando la mirada y haciendo que Juani ría. —También me gustas, y tampoco se como reaccionar al respecto.—

—Que bueno que nos encontramos el uno al otro, eh.

—¿Porqué?

—Por qué así podemos aprender.— le respondió Juani en un susurro recostando su cabeza en el hombro ajeno. Y en la mitad de la calle, sentado incómodamente y con una señora mirándolos mal del otro lado, él se sintió más a gusto.

Siempre está en los ojos (JuanixFelipe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora