13.

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Nherea.


Año nuevo llegaría en unas cuantas horas, los fuegos artificiales alumbrarían alegres el departamento cubierto en tonos oscuros, amenazando con ponerme de mal humor por el ruido.

Los mensajes hacia mis amigos no pudieron faltar, los envié antes de que se emborracharan hasta perder la consciencia.

Sentada en el piso de madera frente a la antigua mesa, elegí una película para pasar el rato.

Supuse que estarían muy ocupados bebiendo y comiendo, desenvolviendo regalos y cantando. Sonreí al imaginarlos tan llenos de vida, tan alegres como sólo ellos sabían serlo y tanto como yo lo deseaba.

La felicidad afloraba en mi cuerpo al saber que ellos eran felices. El mensaje para Seth también fue enviado, pero yo sabía que no contestaría.

Al salir del chat, dos nombres debajo de los proveedores de pintura y tarjetas de presentación, estaba su conversación con el último mensaje que escribí al contestarle con un "Feliz Navidad señor abogado".

Me había enviado una foto de la enorme mesa con ornamentos, manteles rojos y verdes y las charolas de comida que aguardaban perfectamente para quedarse vacías después de ser devoradas, viajó a Nueva Jersey a visitar a sus padres.

Sonreí al imaginar como seria tener una celebración así, mis navidades eran peculiares, diferentes, tristes, sin color.

Las manos comenzaron a sudarme cuando el pinchazo en mi estómago se hizo presente al abrir la conversación. No tenía ultima conexión, pero si una foto. Azul y café en sus ojos y cabello negro, sonrisa hermosa tal como lo recordaba y una chispa en esos ojos que no podía dejar de ver.

Su traje negro que casi me hizo sonreír al imaginarlo en su faceta de abogado. Cerré la conversación. La abrí. La cerré y volví a abrirla en menos de un minuto.

Un suspiro pesado salió de mi boca mientras mis manos totalmente sudadas sostenían el celular que resbalaba de ellas, como si un hielo resbalara sobre la mesa, con la mirada fija en la puerta, la calefacción encendida y la taza de chocolate humeante frente a mí, decidí llamar.

Él me felicitó en navidad, yo lo haría por año nuevo.

Esperé y esperé. Pero él no contestó. Quedaban tres horas para que llegara la media noche. No supe si el cambio de horario me haría estar en el futuro, o tal vez él lo estaría. No supe si había regresado, no supe porque quise apresurar el tiempo para escucharlo.

La película iba casi a la mitad cuando la pantalla del celular se encendió al mismo tiempo que vibró, iluminando la porcelana de la taza, las galletas que Antoniet me regaló al visitarla por la tarde yacían a lado de mi cajetilla de cigarros y el café.

—Diga.

—Señorita Tomson. Lamento no haber contestado, este lugar es demasiado ruidoso.

En un instante, mi cerebro registró su perfume y no supe cómo reaccionar, recordé su risa ronca mientras comíamos en aquel restaurante, en un instante mis ojos ya estaban posados en el librero de la pared que tenía la mariposa blanca.

—Sólo llamé para desearte feliz año.

La música se escuchaba retumbante a lo lejos junto con voces y algunos gritos. Demasiado ruido.

—Feliz año nuevo, Nherea. Pero, si mi reloj no miente, faltan dos horas para que se termine.

—Lo sé, pero dormiré temprano.

—Vaya manera de pasas las fiestas, lo mismo dijiste en navidad, pensé que estarías en algún bar o con tus amigos. Parece que la anciana eres tú.

—No a todos nos gustan los festejos.

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⏰ Last updated: May 03 ⏰

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Mariposas de papelWhere stories live. Discover now