𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟑

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▭𝅼▬࣪▭𝅼▬ׄ▭ ꒰🌼꒱ ▭𝅼▬࣪▭𝅼▬ׄ▭𝅼

La relación en el hogar marchaba de maravilla, disfrutando de compartir el mismo espacio y contar sobre sus días con cálidas cenas y momentos de familia. A pesar de que Harry había tenido más trabajo de lo normal, procuraba terminar todo el papeleo y trámites a tiempo para no llegar tan tarde, aunque sabía con certeza que tendría al omega esperándolo.

Para el alfa, no había mejor sentimiento que llegar a casa después de un día agotador de trabajo, abrir la puerta y lo primero en ver es a Louis con una gran sonrisa en su rostro mientras cargaba entre sus brazos a Zephyr, el cual también mantenía su mirada atenta a la entrada de la casa. 

Los aromas impregnados por todo el hogar lo hacían relajarse, dejando las tensiones a un lado y embriagándose de ello. Además de las bienvenidas, sus partes favoritas eran las cenas, porque no podría rechazar un buen platillo para aligerar sus preocupaciones y tener a sus dos personas favoritas a su costado.

La realidad era que, en cuanto a su relación con Louis, no habían cambiado muchos aspectos como pudieron pensar. Seguían compartiendo los momentos de cocinar, sus rutinas de ver la televisión no habían cambiado y menos las noches de dormir juntos en la habitación del omega. Ninguno de los dos pensó en cambiarse a la habitación del alfa, mientras que el castaño no quería incomodarlo y recalcar la evidencia de la habitación contraria vacía, el rizado no prestaba atención a ese detalle.

Las únicas cosas que habían cambiado era el tacto que ambos se tenían, los abrazos y roces eran más comunes entre ellos, y los besos... Si bien se habían mantenido al margen, en varias ocasiones, cuando alguno de los dos estaba demasiado feliz o entusiasmado, se escapaban sus emociones por demostrar el afecto del otro. 

En las noches, cuando creían estar demasiados somnolientos como para medir sus actos, se acercaban lo suficiente para que sus labios se rozaran, provocando escalofríos por todo su cuerpo.

Por ello, aquel día que el alfa llegó tan cansado de su trabajo y casi a la medianoche por las reuniones que tuvo en las mañanas y haciendo que se atrasara en su trabajo habitual, ser recibido tan pronto como abrió la puerta y sentir unos brazos envolverlo por los hombros, lo tuvo sonriendo de manera inconsciente hasta que cerró la puerta con su pie conforme iban caminando con pequeñas risitas entre ellos.

—Hola, Lou —saludó, dejando caer el maletín del trabajo junto a sus pies.

—¿Vienes muy cansado? Ya es muy tarde, ¿Quieres que caliente la cena?

Negó, reteniendo un bostezo.

—Creo que por hoy saltaré la cena, me siento demasiado cansado como para detenerme a comer, solo quiero acostarme.

Con un movimiento de cabeza, asintió y se separó del abrazo solo para levantar el maletín y ayudarlo a quitarse el abrigo, colocando todo en la esquina de la entrada antes de agarrar su mano, llevándolo hacía la planta superior.

—Zephyr estuvo un poco impaciente hoy cuando llegamos del hospital, pero logré calmarlo con una de tus camisas. Espero no te moleste que haya entrado a tu habitación hoy, solo pensé que alguna prenda tuya, que tuviera tu aroma, ayudaría a calmarlo y funcionó —el castaño trató de explicar rápidamente conforme se acercaban a la habitación del cachorro, esperando alguna reacción de molestia o negativa.

Contrario a lo que pensaba, solo tuvo un encoge de hombros.

—Está bien, lo entiendo. Gracias por cuidarlo.

Cuando se detuvieron frente a la habitación, aún persistía cierta duda en la expresión del omega, por lo que provocó que el alfa sostuviera sus mejillas y sonriera. Entrar a su habitación no le molestaba, en absoluto, ni siquiera mostraba una sorpresa o cualquier emoción que reflejara su sentir, solo estaba neutro con ello.

—Realmente no me molesta, ni mucho menos, Louis. No te preocupes por ello, no pasa nada, así que no te mortifiques pensando si algo cambiará o llegaste a molestarme.

El omega se relajó al recibir un beso sobre su frente, sonriendo.

—Bien. Iré a prepararme para ir a la cama mientras estás con Zephyr.

—Perfecto, ahora te alcanzo.

Dejando caer sus manos de su rostro, Harry lo observó alejarse por el pasillo antes de entrar a la habitación de su cachorro. Sonrió al ver las pequeñas luces y los reflejos por las paredes y el techo, iluminando suavemente todo el interior junto con una melodía lenta para velar por el sueño de su bebé. 

Se acercó con un paso sigiloso, deteniéndose a un costado de la cuna, estirando su mano para acariciar las suaves mejillas y susurrándole la letra de la canción que sonaba en ese momento.

El cansancio pareció desaparecer por un momento, concentrándose únicamente en la forma de descansar de Zephyr. Estaba seguro que solo necesitaba ver al omega y a su cachorro para que sus preocupaciones y mortificaciones desaparecieran aunque sea por un momento.

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—Y bien, Harry, ¿Qué me puedes contar hoy? ¿Cómo fue tu semana? —la mujer sonrió, dejando la pluma a su costado.

El rizado mostró una sonrisa.

—Estoy muy bien, realmente me siento bien. En estos días, a pesar de que he tenido demasiado trabajo, siento que he tenido buenos días, no me he sentido mal.

—Me alegra escuchar aquello, a decir verdad, te ves muy bien hoy, muy animado me atrevo a decir —la mujer parecía contenta con sus palabras, escribiendo en la hoja— ¿Puedo preguntar cómo vas con el tema de James? ¿Qué me puedes decir sobre ello?

—No sé si sea correcto, pero cambié de perspectiva referente a ello... —aclarándose la garganta, siguió— Cuando recién comenzó todo esto, pensé que debía de tener presente en mi vida a James en todo momento, sea un recuerdo bueno o malo, estaba ligado a la obligación de recordar mi vida a su lado todo el tiempo. Pero ahora, con las últimas sesiones y todo lo que ha sucedido en mi vida últimamente, solo puedo pensar en que formará siempre parte de mi pasado, pero no pienso aferrarme a lo que fuimos a partir de hoy, quiero tener una nueva perspectiva de mi vida y un nuevo comienzo, tanto con mi cachorro como con Louis.

—Dejar a James para tu pasado está bien, por el hecho que formó parte de él, uno tiene que sobrellevar el recuerdo del ser querido que se haya perdido, y no aferrarse a él para poder retomar la vida. La pérdida marca un antes y un después en la manera de vivir, y es válido volver a cambiar de perspectiva si tienes la iniciativa de hacerlo y por los motivos que tengas, y mencionando a dos personas por lo cual hacerlo... Sí, me alegra poder escuchar lo que piensas ahora, veo un progreso muy significativo en ti.

Las palabras se asentaron bien en su sistema, escuchando atentamente a todo lo que la mujer decía y remarcaba para él. Por primera vez, Harry salió con una sonrisa del consultorio, sintiendo un peso de sus hombros ser liberado al hablar todo lo que le terminaba de inquietar durante la sesión, todo lo que había pensado y todo lo que deseaba hacer por el resto de sus días.

Se sentía sanado, mejorado, y eso le gustaba.

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𝐅𝐨𝐫 𝐮𝐬 [𝐋.𝐒]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora