✿ Cuatro ✿

140 18 0
                                    

▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀

La luz del fuego de la chimenea era lo único que nos alumbraba en la habitación y su calor junto al de nuestros cuerpos nos mantenía abrazados.

—¿Te sientes solo aquí?

Suelta un suspiro.

—Un poco, sí.

—¿Eso te hace infeliz? —lo mire y asiente.

— Law, yo... Ya no quiero hablar de eso —niega dándome una sonrisa— Mejor háblame de ti.

Me puse a su altura y me acosté a su lado,

Zoro-ya se acurruco ahora en mi pecho y puso su plerna sobre mí para abrazarme también, yo sólo lo rodee por la cintura acariciando su suave plel.

—Anda... —anima— ya te conté que soy un agente de modas, el nombre de mis padres, también de mi hermana y mi sobrino, ahora ya sabes toda mi vida, quiero conocer la tuya.

—¿Que quieres saber? —susurré.

—Bueno sé que eres taxista, ¿tienes pareja, hijos? ¿algún perro?— reímos—. ¿Acaso eres un acosador sexual?

—Ser taxista no es fácil —suspiré— estoy casado también no dice nada mi horario y mi esposo han abierto un abismo que con cada noche que salgo a trabajar se hace más grande, hay días en los que ni siquiera hablamos o nos vemos, todo ya es una rutina.

—Como no puede valorarte —besa mi pecho y sus ojitos de cachorro llenan mi corazón— yo amo escucharte hablar —logra que yo sonría— tus historias con esos clientes son épicas y muy chistosas, yo te escucharía cada minuto del día Law —se esconde en mi cuello.

Sentirse así por alguien que acabas de conocer no es normal y lo sabía, me sentía como un adolescente una vez más; un adolescente que se enamora a primera vista y cae rendido por el chico más guapo del colegio.

—Yo jamás te engañaría Zoro-ya, si tú estuvieras en mi cama todos los días jamás buscaría a alguien más, sé que lo que acabamos de hacer te dice lo contrario, pero yo nu-

Me besa de manera lenta, interrumpiendome y yo sé que me cree.

—Ésto es una mierda —suelta repegandose más a mí— una jodida mierda.

—Lo sé —suspiré— lo sé bonito —besé su cabeza verde— tu sufres aquí en tu hermosa casa con tus lujos y yo en los arrabales de la cludad.

—El sufrimiento no distingue clases sociales Law.

Pasó un buen rato en el que sólo hubo pequeños besos y caricias por parte de ambos, estar con Zoro-ya me hacía sentir querido, amado, que realmente le importaba a alguien.

—Tengo una idea.

—¿Ah sí?... —sonríe— ¿Cuál?

—¿Recuerdas la historia de la señora Cho? —asiente— te invito a cenar.

—¡Bien! —se levanta— sólo deja me visto —corre hacia arriba— ¡Ay estoy muy emocionado! —grita por el barandal— conoceré a la famosa señora Cho.

Zoro-ya se subió ahora adelante conmigo de lado del copiloto, cuando llegamos entrelazamos nuestras manos; yo orgulloso la tomé sin importar quién pudiera verme; las miradas volaron hacia nosotros de inmediato, Zoro-ya era muy hermoso, él sostenía mi mano, Zoro-ya había sido mío, había gemido mi nombre, a Zoro-ya no le importaba que lo mirarán con un simple taxista.

—¡Señora Cho! —grité.

—Law-kun, hijo... —saluda emocionada— pero mira que lindo muchacho traes.

Zoro-ya se sonroja, dándole una leve sonrisa.

—Buenas noches señora —habla apenado.

—Buenas noches querido —sonríe— pero que educado joven —lo abraza y me guiña el ojo logrando que ría— él si tiene clase, no como aquel que no le gustan mis rollos —lo suelta— pero pasen que les voy a servir, hoy la casa invita.

Miré a Zoro-ya esperando que él hablará.

—Bueno... Law me dijo que hacia el mejor rollo de pescado del país.

—Law nunca miente mi niño, ¿cuántos te pongo, dos, tres?

—Oh no... —se apresura— sólo uno.

—Mmm... Tienes que cuidar esa hermosa figura ¿verdad?, pero no te preocupes Law-kun siempre te va a querer.

—Señora Cho —regañe.

—Ya, ya, ya me voy.

Le había contado a Zoro-ya la historia de un cliente que tuve que llevar con la señora Cho para que le sacará un demonio, no me creía hasta que ella misma se lo confirmó. Entre carcajadas Zoro-ya juró no volver a desconfiar de mí.

Después de cenar caminamos juntos por un buen rato entre la obscuridad de la noche, nos detuvimos en algun punto y me abraza pasando sus manos por mi cintura, yo hago lo mismo dejando un beso en su cabeza.

—Quiero que te vea —susurra contra mi cuello.

—¿Qué, quién? —fruncí mi ceño.

—Sanji...

—¿Estás seguro? —asiente sonriendo.

—Quiero que te vea y sepa que no estoy solo.

Me quita las llaves del taxi y sube del lado del piloto.

—Venga Law, yo manejo.

▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀

𝐭𝐚𝐱𝐢 › 𝗅𝖺𝗐𝗓𝗈Where stories live. Discover now