• Dieciséis años •

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-Tú dijiste que lo hiciera -fue lo primero que Tom dijo cuando por fin se encontró a solas con Bill. Estaban en la habitación de hotel que ambos compartían, así que iban a tener que hablar tarde o temprano.

-Esto no es como imaginaba que sucedería -contestó Bill sentado en su cama, sin mirar hacia su hermano-. Pensé que hablarías conmigo primero. Que esperarías. No sabía que estabas tan deseoso de... de...

-Bill, Dios -dijo, sacudiendo su cabeza. Sus temores azotaban a través de sus labios y dio tentativamente un paso hacia el otro chico-. No estaba ansioso... fue un accidente, en verdad, y ni siquiera me gustó.

-No me mientas -respondió Bill-. Puede gustarte, es sexo. Sólo no mientas. Pensé que me lo dirías. Que decidiríamos juntos quién sería. Pensé que yo sabría. No creí que iba a ser echado de mi propia habitación toda la noche mientras tú te follabas a alguien.

Recién entonces Bill lo miró, sus ojos brillando con lágrimas contenidas. Todo el enojo y la molestia que Tom sentía se evaporó. Cayó de rodillas frente a Bill y se abrazó a sus piernas. Bill intentó alejarlo, pero se acercó aún más a él.

-Lo siento, lo siento tanto -dijo-. No pensé. Y no significó nada para mí, yo sólo... ni siquiera podía hacerlo bien. Lo juro.

El corazón de Bill se encogió ante la visión. Tom estaba casi llorando, respiraba pesadamente tomando grandes bocanadas de aire. Colocó una mano sobre su cabeza y acarició su pelo una vez.

-Sólo desearía que...

-Lo sé, lo sé.

-No -dijo Bill, negando con la cabeza-. No sabes. Supongo que no importa de todos modos.

-Bill, no. -Bill frunció el ceño dando un paso hacia atrás, liberándose de Tom.

-¿Puedo confiar en ti? -Tom ensanchó los ojos y le miró.

-¿Piensas que no puedes?

Bill encogió un hombro lentamente.

-No puedo creer que hiciste esto, Tomi.

Tom dejó salir un suspiro entrecortado y se sentó en el suelo, acercando sus rodillas a su pecho. Se sentía entumecido, estúpido y agotado. La forma como Bill lo miraba era algo que no podía manejar, y sintió miedo de ello.

-Estaba confundido, pensé que quizá estaba haciendo lo que querías -dijo Tom, limpiando sus ojos-. Que querías que lo hiciera.

Bill suspiró y avanzó lentamente fuera de la cama. Se sentó a su lado y se inclinó contra su hombro.

-No quiero pelear, pero me siento herido. Supongo que... no estaba preparado para esto. Pensé que podría soportarlo, que sería... no sé, que lo planearíamos juntos. Tú y yo. Igual que siempre.

Tom asintió y apretó su rostro contra el cuello de Bill.

-Nunca te haré daño de esta forma otra vez. No sé qué debemos hacer.

Bill acarició su cabello y le silenció gentilmente. -Lo hiciste por nosotros, ¿verdad?

-Sí. No podía solamente...

-Bueno -dijo Bill-. Muy bien. Entonces eso es todo. Lo hiciste por nosotros. No estoy molesto. Hemos tenido novias antes, incluso has dormido con mujeres antes, esto es como todo aquello.

-Te amo -dijo Tom. Abrazó a su gemelo enérgicamente, besó su cuello y recorrió con sus manos el otro cuerpo, desde arriba hacia abajo.

Bill suspiró y se apretó contra Tom.

-Está bien, Tomi, te amo.

-¿Sí?

-Sí -Bill asintió, riendo un poco pero aún dolido, parpadeando con fuerza un par de veces. Sus ojos también estaban humedecidos por las lágrimas, y tomó aire profundamente-. Dios, esto es estúpido. Tom, desde luego que no quisiste hacerme daño. ¿Verdad?

No se lo cuentes a mamá - Bill and Tom Kaulitz Onde histórias criam vida. Descubra agora