❀ 𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟻 ❀

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El sonido de un reloj sonaba en la aburrida y pequeña sala de espera del hospital, sumado con un sonido de fondo que parecía ser totalmente blanco y molesto para el pelinegro que estaba sentado, con una de sus piernas rebotando en el suelo, esperando impacientemente. 

Su mirada no paraba de reflejarse en las agujas del reloj, constantemente captando su atención y rezando por que el tiempo pasase al menos un poco más rápido y así poder irse de ese lugar lo antes posible. 

Una enfermera salió de una de las puertas, y empezó a llamar a personas que podían pasar a la siguiente sala con una voz ronca pero a la vez sonora.

-Iván Raúl Buhajeruk?-La señora dijo, mirando a todos los presentes que esperaban a ser atendidos para averiguar quien era el de aquel nombre-.

El de ojos negros dio un suspiro de satisfacción mientras que se levantaba al oír que podía pasar, haciéndole entender a la encargada que finalmente había llegado su turno. Cogió una bolsa que llevaba consigo y comenzó a caminar a través de un largo y grisáceo pasillo, pasando por muchas puertas. 

50, 51, 52...y 53. Su parada. 

Tragó algo indeciso al ver el número, diciéndose que era mejor que saliera corriendo, pero tampoco le quedaba de otra. Él mismo se había comprometido a esto. Tomó aire por su nariz y lo dejó salir, para después tocar tres veces la puerta de madera que impedía que pasase. Segundos después, se oyó una voz dándole permiso para abrir la entrada.

Esto mismo hizo Iván, con sus manos un poco sudorosas y su corazón latiendo levemente más rápido que en otras ocasiones. Levantó sus ojos al entrar a la habitación, y se encontró con su psicólogo, el cual lo esperaba con una suave sonrisa en sus labios.

-Buenas tardes, Iván.-Habló Rodrigo mientras que tomaba asiento en su silla, agarrando de paso un bolígrafo y su famosa libreta donde apuntaba todo lo que oyese-.

-Buenas tardes...-La voz del pelinegro era algo inaudible, todavía sin poder soltarse del todo con el castaño. Igualmente, era algo totalmente normal-.

-¿Que tal te encuentras?-La voz algo rasposa pero aun así aguda del de ojos verdes sonó en la habitación-.

-...Bien.-El azabache se acercó a la silla que estaba delante de la mesa del doctor y se sentó, inconscientemente echándose hacia atrás con sus pies-.

-Me alegro.-Rodrigo sonrió nuevamente, fijándose en sus acciones, con curiosidad en su mirada.-Oh...por cierto...¿que tal va tu gata?

El cambio de tema llamó la atención de Iván, el cual abrió levemente sus ojos algo más mientras pensaba en que contestar.

-Uhm, bueno, está mejor.-Dijo el de pelo oscuro, jugando con sus dedos para tranquilizarse algo.-Desde que le di el juguete está menos estresada.

-Que bien.- El petiso estaba alegre de oír esto.- ¿Y tu...? ¿Está semana que tal estuviste?

El pelinegro miró hacia el suelo, su pierna todavía rebotando constantemente mientras que pensaba en que decirle al contrario. Sus manos jugaban con el hilo de su sudadera, intentando encontrar más cosas que lo calmaran.

Pasó su lengua por sus labios y tragó fuerte mientra se mordía nerviosamente los mismos.

-¿Mejor...? Supongo...- Se mantuvo en silencio durante unos segundos, solo oyéndose la respiración de ambas personas.- No lo sé la verdad.

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⏰ Last updated: May 27 ⏰

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𝙷𝚊𝚏𝚎𝚏𝚘𝚋𝚒𝚊 - 𝚁𝚘𝚍𝚛𝚒𝚟𝚊𝚗Where stories live. Discover now