𝑴𝒐𝒏̃𝒊𝒕𝒐𝒔 𝒓𝒐𝒔𝒂𝒅𝒐𝒔 (𝑬𝒅𝑱𝒂𝒌𝒆)

𝑫𝒆𝒋𝒂𝒓𝒍𝒐 𝒊𝒓

Un chico de morena piel estaba sentado al lado de uno de pálida y fría piel, acurrucado en el buscando el calor que le faltaba.

—Mira allá -le señalo al atardecer que el mundo le regalaba- ¿no es hermoso?

—Lo es, es el más hermoso que he visto, ¿sabes porque?

—No -le sonrió con cansancio- ¿me lo dirás?

El hombre de cobrizos cabellos beso los fríos labios de otro hombre con amor y miedo.

—Por que estas aquí...conmigo

—Los demás igual están aquí, Eddie

—Lo se...pero tu eres el único que me importa ahora, Jake

Una risita cansada salió de los labios de Jacob. Con lentitud tomó la mano que le apretaba el hombro, apretandola con las pocas fuerzas que su cuerpo le prestaba.

Edward atento a todo, se acomodó de manera que Jacob quedará frente a el con su huesuda espalda apoyada en su fuerte pecho.

—Extraño correr, sabes...siento como si mi vida se estuviera acabando, como si me acercara al final -le dijo lo más alto que podía- pero por alguna extraña razón, el que tu estés aquí a mi lado...me está quitando el miedo de morir

—No quiero que mueras

—Yo tampoco

Hablo mirando al frente, apreciaba los momentos que la vida le regalaba desde hace dos meses.

—Cuando muera

—Jacob -le llamó la atención sintiendo las miradas de todos sobre ellos- no lo hagas

—Edward, calla un momento -lo miro con cansancio, deseaba hablar- cuando muera, voy a estar ahí -señalo al agua que se golpeaba con agonía entre ella- jugando y observando, siendo eterno e infinito

—Mi amor, ¿que estas diciendo querido?

—Edward tengo leucemia -le miro con reproche- y mi vida se está acabando, no se siquiera si voy a ver el sol mañana -le acarició el rostro con su huesuda mano- quiero bailar

—A ti nunca te ha gustado bailar, cariño -le dijo con su voz rota-

—Pero ahora quiero hacerlo, mi amor, hay muchas cosas que quiero hacer pero no puedo...¿me dejaras ir?

El mayor no respondió, ¿lo dejaría ir?, no estaba seguro de poder soportar la pérdida de aquel hombre de, ahora, delgadas facciones.

—¿Eddie?

Lo miro y beso sus labios con tristeza, pasando su lengua a la boca ajena queriendo guardar el sabor cálido de la boca de Jacob. Se separó con lentitud pero no dejó de besarlo, besaba sus mejillas, sus párpados, nariz y cuello. Menorizando todo.

—Dejaré que te vayas tranquilo

Jacob solo guardo silencio con una pequeña sonrisa, se acurruco más en el pecho de Edward y miro al frente. A su lado estaba su padre y amigos junto con la familia Cullen.

Simplemente les sonrió con cansancio y miro al frente. Estaba tranquilo, esperando a que la amada muerte le ofreciera su mano para poder caminar con él. Espero pacientemente mientras sentía sus ojos pesados, asique cerrandolos dejó que su cuerpo se relajara y con él los lentos latidos de su bello y cansado corazón lo hicieron.

•••

"Jacob Black murió el 20 de Julio, a la edad de veinte años a causa de leucemia. Murió en manos de su pareja, Edward Cullen, que dos meses después tomó sus maletas y olvidando a las personas que le querían, partió a hacer su vida en solitario. Desde ese día no se sabe nada de él hombre de tez pálida y belleza exquisita."

Edward terminaba de leer el libro que su buen amiga, Isabella Swan, escribió. Relatando su vida con suma delicadeza y acorde a la realidad.

Hace veinte años que viva solo en una casa afuera de la ciudad de Italia, acompañado de los recuerdos de aquel hombre que alguna vez beso y abrazo. Extrañandolo cada año que pasaba.

—Ay mi amor, te extraño como hace veinte años