23 de DICIEMBRE

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Buenos Aires

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Buenos Aires

Shopping

Madre e hija estaban caminando por el shopping que tenían más cerca para comprar los regalos individuales para los padres de Jereth y él.

—¿Qué podría gustarles a tus suegros y a tu novio? —preguntó con curiosidad Francisca a su hija.

—Son bastantes sencillos eh, nada de pomposidades.

—Lo sé, pero lo que pregunto es si te parece bien que les compre ropa.

—Ma, comprales lo que quieras. Ya te dije que son sencillos.

—Lo sé, pero no puedo evitar pensar que vamos a comer a la casa de tu jefe, More y en parte estamos un poco sorprendidos y nerviosos.

—Solo porque tiene el título de jefe y que incluso el hijo de él es mi novio.

—Sí, pero bueno, es cuestión de acostumbrarnos.

—Ajá —le contestó—, ¿te gusta para Kimberly? —preguntó.

—Sí, entremos para verla mejor —le dijo su madre para que la vendedora les mostrara la blusa.

Luego de la compra de esta y de los demás regalos, las dos entraron a una cafetería para merendar. Después de varios minutos para esperar por todo lo que habían pedido, Morela le habló a su mamá.

—Jereth les avisó a sus papás que el 26 vamos a ir nosotros a degustar los platos y postres en el hotel para la fiesta de fin de año.

—¿Y te dijo algo más? —Quiso saber su madre.

—Todavía no, solo espero que ninguno de los dos se enoje por querer meterme en una degustación que le correspondería a mi jefe y a su esposa.

—No lo creo, Kimberly y Cameron están encantados con vos como para que se enojen y creo también que le van a ceder el lugar a su hijo y a vos con tal de que este asiente cabeza.

La chica se rio antes de tomar el capuchino.

—Supongo que tenés razón.

Media hora más tarde se metieron dentro del auto y volvieron a la casa.

🎄

Casa de Los Tabares

Apenas Morela estacionó el vehículo contra el cordón de la vereda, tuvo una llamada de Jereth.

—Hola, ¿cómo estás?

—Hola, More, bien, ¿y tú?

—Bien también, ¿qué necesitás?

—¿Estás en tu casa?

—Acabo de llegar, ¿qué pasó?

—¿Podemos vernos? Estoy cerca.

—Sí. Te espero.

—De acuerdo.

Jereth estacionó el auto detrás del de la chica y se bajó. Se acercó y con las manos en las mejillas femeninas, le dio un beso.

—¿Tienes que hacer algo ahora?

—No, ¿por qué?

—Necesito comprar los regalos para mañana, ¿me acompañas?

—Bueno, le voy a avisar a mi mamá.

Morela entró a la casa y él también para saludarla. Una vez que salieron de la residencia, se metieron en el auto de Jereth y este condujo hacia Patio Bullrich.

—¿Tenés pensado algo ya? —Quiso saber la joven.

—Una camisa a mi padre y un colgante a mi madre, el resto no sé.

—¿El resto? —Levantó las cejas.

—Tus padres, Raquel y Camila. El tuyo ya lo tengo desde hace tiempo.

—¿El mío ya lo tenés? ¿Cómo?

—Sí, hace unas semanas atrás lo compré. Entonces, dime, ¿qué puedo comprarles? —La miró con atención.

—Lo que quieras, no sé. Cuando lleguemos ya verás qué comprarles.

—Está bien.

Tres horas más tarde habían decidido hacer un descanso y comer algo para reponer energías y seguir caminando y comprando ya que faltaban los regalos de las mujeres que ayudaban a Kimberly a mantener la casa.

—¿Vamos al cine luego de comprar los regalos que me faltan?

—Bueno. ¿Le avisaste a tus papás por lo del 26?

—Sí y me dijeron que no había problema, que les parecía bien que fuéramos nosotros.

—¿No se enojaron al decirles que querías que te acompañara yo? —preguntó con intriga.

—Para nada. Morela, tú misma has visto como está mi madre, no siempre se puede mover como quiere y fue ella misma quien me dijo que confiaba en nuestros gustos.

—Lo sé, pero es algo que les corresponde a tus papás eso.

—Sí, pero no está mal tampoco que se encargue su hijo y su novia.

—No sé, es la primera vez que voy a degustar platos para el evento.

—Creo que mi madre hubiera pegado un grito si quienes iban a degustar los platos éramos mi exnovia y yo.

—Bueno, eso seguro —se rio.

—Entonces no hay nada más que decir, iremos el 26 a las diez de la mañana como se acordó y listo.

—Está bien —asintió con la cabeza.

Poco tiempo más tarde pagaron lo que habían consumido y regresaron a mirar vidrieras para terminar de comprar los regalos que le faltaban a Jereth. Luego regresaron a la casa de la chica en donde, se fue a su casa no sin antes saludar a los padres de Morela y posterior a ella con un beso en los labios. 


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¡Hola, pronto subiré más capítulos de la historia! Espero que les siga gustando 💜🦋🍁✨

Nunca es invierno en diciembre ©Där berättelser lever. Upptäck nu