Capítulo cuatro: Old friend, new enemy

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—¡Muy buenos días, mi querida audiencia! Y bienvenidos una vez a este, su maravilloso programa matutino dirigido por su servidor, El Demonio de la Radio —saludó animadamente el joven de piel trigueña frente al microfono, haciendo pequeños ademanes por inercia mientras hablaba.—El día de hoy nos ha llegado nueva información sobre una de las víctimas de las recientes desapariciones de ciudadanos de la zona. ¡Estén alerta a cualquier extraño! —decía en un tono animado, manteniendo una sonrisa imperturbable en su rostro.—Madres, cuiden bien de sus niños! No queremos que el siguiente sea uno de sus hijos.. ¿O sí? —siguió, hablando con un carisma casi natural y envolviente. Sonando casi burlón—Recientemente se han recuperado los restos del cuerpo de la jovencita desaparecida identificada como 'Ronnette Roy' a los lejanos alrededores del Jackson Square. No dare detalles escabrosos pero si diré que ¡Es una escena verdaderamente terrible, mis amigos! —exclamó con fingida pena y desagrado, acomodando los papeles entre sus manos para luego volver a tener esa sonrisa dentada en su rostro.—Mas sin embargo, no se ha encontrado más pistas del posible paradero los demás desaparecidos. Pero no se preocupen, la policía seguirá trabajando sin descanso hasta tener a ese completo antisocial tras las rejas, de cualquier manera los mantendremos informados al respecto —con eso, finalizó el tema—Por otra parte, tenemos un clima realmente agradable a veintinueve grados celsius. El sol brilla en todo su esplendor y las nubes refrescan con su sombra. —rió suavemente—¿Pero saben qué es más refrescante? —preguntó sin la intención de ser respondido—Exacto, una buena canción para aliviar los nervios matutinos —completó, entusiasta—Así que sin más, sigan sintonizados~ —y con ello, la entrada terminó y el letrero que indicaba que estaba al aire se apagó para reproducir una canción suave de jazz.

Alastor suspiró con alivio y recargó su espalda en el respaldar de la silla, totalmente exhausto aunque no lo pareciera. Hace unas cuantas semanas se quedó a dormir en el departamente de su viejo amigo y, aunque este no estuviera muy lejos de la estación de radio, ambos se levantaron bastante temprano para desayunar juntos. No es que no puediera aguantar varios días sin dormir, pero estaba bastante acostumbrado a dormir temprano gracias a su casi nula vida social.

Con pereza, extendió su mano a la taza de café que tenía sobre la mesa y la tomó para soplar el caliente contenido, dándole un sorbo.

Las cosas estaban yendo bien. Demasiado bien. Y esperaba que así se mantuviera.

Hoy en la tarde había quedado en informarle a Rosie su estado actual con relación a su vieja amistad con Husk. Le contaría detalle por detalle lo que había estado ocurriendo entre ellos, que a veces salían a pasear a algún lado para pasar más tiempo juntos, después de todo, ya no eran aquellos niños ingenuos y dependientes. Además de que también le haría unas cuantas preguntas a su querida amiga respecto a la rara "enfermedad" que ha estado teniendo gracias a el reencuentro con el bartender.

Oh, ahí estaba de nuevo.

Su corazón volvía a acelerarse de tan solo pensar en él y eso lo preocupaba.

¿Sería que estaba a punto de tener un infarto?

No lo sabía pero lo descubriría.




• 🦌😾 •




—Si, incluso me dijo que participó en la guerra, Rosie. ¡La guerra! dijo algo exaltado pero emocionado a su vieja amiga antes de tomar la taza de té que tenía el frente.

La mujer de cabellos rubios platinados y sombrero lo miró con una ceja alzada y una sonrisa divertida. Dese hace mucho tiempo que no veía a Alastor tan entusiasmado como ahora y eso le resultaba realmente adorable.

𝗕𝗨𝗧𝗖𝗛 𝟰 𝗕𝗨𝗧𝗖𝗛Where stories live. Discover now