¿Quienes eran? Esa era una pregunta que nunca podrían responder con certeza. ¿Que eran? Ellos eran los Centinelas Del Khaos. Desde que tenían uso de razón supieron que fueron creados por alguna caprichosa fuerza para ser guardianes del equilibrio en...
Estaba casi vacía en su totalidad, un inmenso espacio de nada mas que oscuridad, así era la dimensión del Khaos. Un lugar que jamas vio días mas prósperos, lo que había en sus dominios era todo lo que hubo y habrá en toda su existencia. En el abrumador vació solo había una cosa que resaltaba y era un amplio castillo de proporciones inigualables, mas colosal de lo que cualquier rigente mortal podría permitirse, de amplios pasillos y salas gigantescas con múltiples estatuas y adornos que recreaban artilugios cautivadores de otros mundos. La única prueba de un regente sobre esta distorsionada dimensión se encontraba en la sala del consejo, allí se albergaba una placa que citaba Lord Caxulius, The Khaos Centinel.
Quienes hoy moraban la fortaleza nunca conocieron al presunto Lord, desconocían la mayoría de aspectos de su existencia. Pero había aquellos que eran incuestionables, el mas pronunciado sin duda debió haber sido la inmensa soledad que sentía el ente, deambulando por la eternidad en su solitario castillo mientras vigilaba que el Khaos no se saliera de control en el multiverso, lentamente debió agotarse de su deber, quizás su misión resulto extenuante para un solo individuo, tal vez se canso de su mera existencia inmortal y monótona, nunca sabrían la respuesta verdadera pero un día decidió simplemente romperse a si mismo.
De los trozos de su existencia nacieron diez seres totalmente nuevos, ajenos a pertenecer a cualquier universo pero a su vez teniendo conocimientos propios de su ser completo, ninguno podía considerarse su ser anterior pero de cierta forma eran hermanos que conocían la misión que les había sido legada y con la mutua compañía los corredores de su castillo dejaron de sentirse solitarios. Así surgió el consejo de los Centinelas del Khaos, incapaces de despegarse de su antigua versión decidieron respetar al monarca original de su reino convirtiéndose en el linaje Caxulius.
-Grr no lo entiendo ¡¿No se aburren estando todo el día sentados?!- una voz hablo con irritación exponiendo una juventud bruta que contrastaba bastante con el ser milenario que era en realidad, el chico aparentaba ser un joven de quince años de cabellos oscuros y ojos carmín que llevaba una parca polar de color verde junto a unos pantalones negros. Mientras farfullaba sobre no tener nada que hacer se encontraba con los brazos cruzados sobre la cabeza.
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La sala de reunión contaba con la asistencia de todos los centinelas que se encontraban reunidos alrededor de una mesa redonda de piedra donde todos se sentaban en igualdad de condiciones, sin embargo eso no implicaba el mismo respeto entre todos, muchos de los presentes miraron con malos ojos el comportamiento tan inmaduro de su compañero. Entre aquellos pocos que dejaron pasar la imprudencia del adolescente se encontraba un sonriente hombre de largo pelo negro cuyas puntas se volvían canosas, llevaba un elegante esmoquin oscuro que contrastaba con sus ojos violáceos aunque por mucho su rasgo mas llamativo eran quemaduras cicatrizas en el lado derecho de su rostro, era un hombre joven de quizás veinticinco años, se cree que este solía ser el cascaron original de Caxulius y su cabello desgastado junto a las cicatrices que exhibe su cuerpo son las consecuencias de fragmentar su alma.
