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Tom Kaulitz

Estaba con Amber en el super comprando algunas cosas, estábamos a punto de irnos cuando Amber se detiene en una sección de caramelos.

— Amber es hora de irnos, florecilla. — Hable y Amber no me hizo caso, volví a llamarla y esta se negó a venir. — Papi, ¿me compras caramelos?— Ni hablar de como se pone cuando come caramelos— Nop, y ven vamos que se hace tarde. — Ordene y Amber se quedó ahí parada, me arrepiento de tenerla tan mimada, pero equis es mi hija y yo la educó como se me da la gana— No, yo quiero caramelos — Me hizo una escena, se tiro al piso y se puso a llorar. — No llores Amber — Le dije pero ella seguía sollozando, una señora se acercó a Amber.

— Agarra lo que quieras cariño, yo lo pago. — Me encontraba en una escena tan vergonzosa.

— No, no,  yo se lo puedo pagar — Me acerque a la señora, arruge mi rostro y aleje a Amber.

A regañadientes, le compre el maldito dulce, no fuimos a casa y todo estuvo demasiada hiperactiva, me toco que regañarla, no es algo que haga muy seguido, pues siempre se comporta, como lo que es una niña.

(...)

— Adiós cariño, nos vemos en la tarde. — Bese la mejilla de mi florecilla.

Estaba con los chicos, en el desayuno, Bill se ha convertido en mi más íntimo amigo, con el hablo de muchas cosas. Pero el tema que más tocamos es cuando llegue el primer periodo de a Amber, claro faltan unos años, pero aun así me preocupa. ¿Cómo le explico? Claro es un tema muy delicado, y un poco vergonzoso para ella, pero estaré para ella si o si.

— Ya es hora de que me valla por Amber — Dije y me fui al colegio por Amber.

(...)

Estábamos en casa y estaba revisando los cuadernos de Amber, todos tiene excelentes calificaciones, me parece muy bien y solo tiene una tarea que es tenia que repasar lo de matemáticas.

— Si aquí tienes 10 niños y tienes 10 pesos ¿cuanto tienes que darle a cada uno? — Esto sin duda no está yendo bien, le cuesta prestar atención.

— Mira Amber, Kenny— Le mostré su peluche favorito, es una manera de hacer queme preste atención.

— ¿Entonces cuanto les vas a dar a cada niño?— Le volvi a preguntar mientras agitaba al peluche en mi mano.

— De un peso — Respondío.

— Bien, ahora vete a duchar.

Durante lo que quedaba del día fuimos al cine, al parque de diversiónes. Estamos a punto de irnos cuando descuido poco a Amber.

— Vamanos cariño. — Una mujer rubia se confundió de niña.

— Lo siento, pequeña.

Se disculpo, y la dama se fue con su hija, mi florecilla observo eso y apretó en los labios, en su rostro se le veía el deseo de tener una madre.

— ¿Oye quieres una corona nueva? — Le pregunte y ella sonrio, sin duda es una manera de hacer que ella olvide esa, y no esta bien, pero ¿qué putas hago?

En la noche ella quedó muy cansada, esta noche quizo dormir conmigo, no me importa la verdad es que me gusta que ella duerma conmigo. Mientras Amber dormía en mis brazos, me pongo a pensar, esta bien que no quiera ella entre en este mundo lleno de polémicas, mentiras, paparazzis, acosadores, entre otros. También la veo y sonrío, es una mini versión de mi, igual de vanidosa, orgulloso, egocéntrico, segura de si misma, egoísta, perfecta. Ella es yo versión mujer.

Cap 9

Veo a Amber y veo lo rápido que ha crecido, es hermosa, la más hermosa de todas las niñas.

PATERNIDAD EN LA ADOLESCENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora