ᴹᵘᵗⁱˡᵃʳ

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¿Quién soy?

Era la constante pregunta que aturdía los pensamientos de Jake.

Estaba perdido de sí mismo; había dejado de ser ese chico alegre que todos conocían, ese chico que con su radiante sonrisa podía animar a todos. Ahora, cada día era una batalla contra los recuerdos dolorosos que amenazaban con consumirlo por completo. Se miraba al espejo y apenas reconocía al joven lleno de vida que solía ser.

Jake solía ser el alma de la fiesta, el amigo que siempre estaba ahí para ofrecer un hombro en el que llorar o una risa contagiosa para alegrar el día. Pero ahora, se sentía como una sombra de su antiguo yo, envuelto en una oscuridad que no parecía tener fin. Los días se convertían en una lucha constante contra los demonios que Hunter había sembrado en su mente y su cuerpo.

Hunter le había quitado todo ese brillo.

Su inocencia.

Y toda una vida por delante.

Si pudiera cambiar algo de su vida, sería el momento en que sintió lástima por Hunter y decidió hablarle; ¿Quién diría que con un simple "Hola" desataría el gran efecto mariposa que estaría viviendo?

—Ten— dijo el pelinegro, dejando encima de la mesa de noche un plato con lo que se suponía que era comida.

Jake estaba echado en la cama en posición fetal, ignorando por completo a Hunter; estaba pasmado después de todo. 

Pasaron varios días desde ese suceso traumante para Jake. En ese lapso, no quiso comer por el asco que sentía e intentó negar todo tipo de comunicación con Hunter, cosa que día tras día aumentaba su enojo. Cada día se sumergía más en un abismo de dolor intentando luchar por encontrar una razón para seguir adelante.

El contrario gruñó bajo y agarró el hombro de Jake, obligándolo a que se voltee a verlo —Ya me cansé de tu actitud— la voz ronca de Hunter ponía al peliazul con la piel de gallina—Vas a comer lo que te preparé ¿O quieres que te vean como un monstruo por la asquerosa forma en que se te marcan los huesos? Pareces anoréxico— dijo Hunter, escupiendo cada palabra como si fuera veneno.

No mentiría, un dolor infernal se posicionó en el pecho del mayor por la despotricada reacción del ojiazul. 

—No quiero— musitó débilmente, volviéndose a hundir en la cama. La fatiga y la desesperanza lo envolvían como una manta pesada, haciéndolo sentir más pequeño y vulnerable que nunca.

La manera en que Jake le respondió hizo que la sangre de Hunter comenzara a hervir. ¿Qué se cree él para responderle así?

En un arrebato, Hunter agarró una porción de comida con la cuchara y, volviendo a agarrar el hombro de Jake, lo giró fuertemente —¡Te dije que n-!—.

Jake fue interrumpido cuando Hunter empujó la cuchara dentro de su boca, ahogándolo en el acto.

—¡Y yo te dije que tragaras, maldito malagradecido!— Hunter volvió a agarrar más comida, obligando a Jake a que "comiera", pero lo que en realidad le estaba haciendo era asfixiarlo con la comida.

Unas lágrimas escurrieron por las mejillas del ojinegro, sintiendo cómo la viscosa comida bajaba tortuosamente por su garganta, gimoteando del dolor provocado por la presión de Hunter sobre su huesuda clavícula. Cada bocado era como una punzada en su alma.

Con las pocas fuerzas que le quedaban, el peliazul empujó a Hunter con intento efectivo en alejarlo.

Su estómago hacía una fuerte presión, lo que provocó que al instante comenzara a vomitar, ante esto pudo sentir como risas comenzaban a salir por parte del contrario.

Violentometro [Hunter x Jake]Where stories live. Discover now