23. Desapariciones.

108 17 1
                                    

Pov _____________:

Corrí con más impotencia, cada kilómetro que recorría saciaba mis ganas de ir a ver a Plagg para reclamarle sobre su ausencia en el último reclutamiento.

Tikki no sabía nada por lo que no pregunté más, respiré de manera lenta hasta que vi a cierto rubio interponerse en mi camino.

Reduje la velocidad de mi carrera cuando estuve frente a él. Me quite un auricular y lo mire a los ojos.

—Adrien, ¿cómo estás?

El rubio sonrió.

—Bien, gracias, ¿y tú? —preguntó con tono amable.

—Bien —asentí con levedad. Adrien permaneció atento a mi por unos segundos—. Adrien, ¿necesitabas decirme algo?

El ojiesmeralda salió de su trance con una risita nerviosa.

—Oh, eh...sí —aclaró su garganta—. Ahora que Plagg y tú arreglaron las cosas, me gustaría que le dijeras que esta noche debe volver para que me guarde cada queso camembert que sa...

—¡Alto! —alcé la voz, interrumpiéndolo—. ¿Qué estás diciendo?, ¿cómo que vuelva?

Adrien arrugó su ceño.

—¿No se fue contigo? —negué inmediatamente—. P-pero...ayer escuche tu voz, en la noche.

Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo entero.

—Mierda.

Me alejé del rubio para caminar unos pasos, encendí mi anillo en espera del contacto.

—Chicos, el enemigo tiene a Plagg.

¿Qué?, pero...¿cómo? —respondió Dakot.

—Un trampa, estén alerta, no dejen de vigilar a sus kwamis —pedí.

Tarde, no encuentro a Lygg —musitó Eiris con notorio pánico.

—Tierra, Fuego —llamé—. Cuiden a sus kwamis.

Enterado —afirmó Keith.

—Eiris, te veo en diez —me giré para ver al rubio—. Escucha, necesito que me entregues el anillo.

—¿Quién es el enemigo? —pregunto a la vez que se quitaba el anillo—. Dime que Plagg estará bien.

—Lo traeré de vuelta sano y salvo —tomé el anillo que me entregó—, lo prometo.

—¿Y sí Paris necesita de Chat Noir?

Me puse el anillo y mire al rubio. Estaba angustiado y afligido.

—De ser necesario, te dejaré un miraculous —coloque mis manos sobre sus hombros—. Por favor, por nada del mundo te pongas en riesgo.

—Plagg es más que mi kwami, no me pidas eso —bajó la mirada—. Él de verdad te ama —sus palabras me hicieron mirarlo con asombro—, no permitas que le hagan daño.

Se alejó un poco, solté sus hombros y se marchó sin prisa a un auto negro. Miré el anillo en mi dedo anular. Suspire y al girarme abrí un portal a mi departamento.

A los pocos segundos apareció Eiris, caminando de un lado a otro.

—Me estás mareando —regañé mientras caminaba directo a mi armario.   

—El enemigo tiene a dos de cuatro —espetó exasperado—, ¿cómo esperas que esté tan campante como tú?

—El enemigo no puede hacer mucho con dos, si consigue a un tercero es cuando debemos preocuparnos —murmuré entre dientes.

Safety Net 《Plagg y tú》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora