Capítulo 7

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¿Escuchas la música? Es el viento el causante.

Es una melodía que escucharía una y otra vez... hasta que te apareces y lo único que oigo es tu voz, tus palabras hirientes, aunque sé que lo dices no tiene sentido.

¿Me amas o soy solo un juego?

Adrián


Elle tiro de la manga de su suéter al mismo tiempo que Estefanía de la otra. Madeline se unió a las adolescentes al colgarse de su cuello por detrás. Todos querían su atención, menos Madeline que solo quería molestarlo. Adrián trato de llegar a un acuerdo sin éxito.

—Parece que lo estuvieras pasando bien —escucho decir.

Las tres chicas que lo rodeaban se congelaron. Lise admiraba la situación desde la puerta.

—Pensé que ya no vendrías.

—¿Por qué no lo haría? —al dirigirse a su mesa descubrió un paquete de notas adhesivas al lado de un frasco con tres servilletas dentro.

—Pensé... —se aclaró la garganta—. Era un desperdicio tirarlas.

—Ya veo.

Lise los miro, temerosa de tocarlos.

Adrián no pudo acercarse porque sus custodias volvieron con más fuerza, jalándolo para ambos lados. Tuvo que decirles que pararan o le sacarían los brazos. Renato atendió a Lise mientras que a él no le quedo opción que atender a las adolescentes de una vez. Madeline tenía dos días libres para estudiar para su examen, aprovecho para sentarse en la misma mesa y así tenerlas vigiladas.

Esa tarde la cafetería estaba repleta de clientes y por más que lo intento no pudo hablar con Lise.

—¿Ella es la chica que menciono papá? —pregunto Madeline cuando les llevo lo que pidieron.

—Ya dije que es solo un cliente regular.

—¡Entonces porque no dejas de mirarla! —grito.

Adrián estaba aturdido, era la primera vez que su amiga le gritaba de esa forma. Trato de bromear para aligerar el ambiente, eso solo logro molestarla más. Madeline guardo sus cosas de manera brusca, luego paso por su lado empujando su hombro.

—¡Mad! ¡Maddie! —la tomo del brazo para detenerla—. Por Dios, ¿Qué es lo que sucede?

Sus mejillas estaban más rojas que de costumbre y se mordía el labio inferior, una costumbre que hacía de niña para no llorar. Sin preverlo le asesto un fuerte golpe que lo hizo retroceder, más por la sorpresa que por otra cosa.

—¡Eres un idiota!

Sin palabras. Era así como se sentía, sin saber que hacer o que decir, algo que parecía sucederle con frecuencia últimamente. Se quedaron ahí afuera hasta que el frio traspaso sus ropas. No recordaba ni una vez en la que se hubieran peleado, eran tan unidos que hacían todo juntos. Habían caminado uno al lado del otro por años. La idea de no tenerla en su vida era demasiado dolorosa para considerarla. Podía sentir las miradas de varios clientes sobre ellos. Susurro su nombre una vez más al tiempo que estiraba su mano izquierda. Retrocedieron en el tiempo, Madeline estaba entre sus brazos y él le contaba una de esas historias que solía inventar.

Una mano se posó en su hombro. Lise tenía la vista fija en Madeline.

—Lo lamento. Al parecer todo fue por mi culpa.

Si me amas no me hierasWhere stories live. Discover now