Harriet

CAPITULO 88

CAPÍTULO 88

Harriet.

Termino de cerrar la maleta y acomodo los abrigos y vestidos que me llevaré de tal manera que no se arruguen. Según papá estaremos una semana, así que con una maleta es suficiente para eso.

En una pequeña maleta meto todo lo de higiene personal y en un bolso dentro de ella meto unos cuantos juguetes sexuales. Dejo todo sobre la cama mientras viene un guardaespaldas que se lo lleve. Me coloco las botas de tacón y mi abrigo, como es costumbre, llegando iremos a una feria, los guardaespaldas llevarán todo a la casa y nosotros llegaremos directo, pues hoy es día en que no está tan llena, según papá.

Espero que sea cierto, pues no tengo ganas de estar con tanta gente.

Tomo mi bolso y las llaves de mi Tesla cuando tocan la puerta, dos guardaespaldas entran cuando se los permito y se llevan las cosas. Salgo de mi habitación encontrando a mis padres en la sala abrazados, me contengo de decirle lo ridículos que se ven. Todos los días estan juntos y aun asi quieren estar como puto chicle todo el tiempo. Que asco.

Ambos sonríen al verme, se acercan a abrazarme como si no acabáramos de vernos hace una hora.

—Dorian ya llegó, está esperándonos abajo. ¿Ya llevas todo?

El muy pendejo estaba más que listo, ya tenía hasta sus maletas hechas. Llega apenas porque hoy fue al psiquiátrico, ojalá Adam no le hubiera dado el permiso. Sería uno menos con el que lidiar, aunque no me niego, pues al menos así tendré con quien entretenerme cogiendo.

Mi padre apaga las luces del departamento mientras mamá y yo nos dirigimos al elevador, entra después y marco el primer piso.

Dorian viene hacia nosotros al estar en la acera, los saluda a ellos y al final a mi con un beso en la mejilla. Los guardaespaldas les abren la puerta de una camioneta a mis padres y a mi la de mi tesla. La condición que puse para ir fue manejar mi auto e irme sola, veo la intención de Dorian de subirse conmigo, así que lo enciendo y arranco sin esperarlos.

Enseguida recibo una llamada de papá, me detengo unos metros adelante y respondo.

—¿Por que haces eso? —me reclama muy serio.

—No exageres.

—No exagero...

—Si lo haces y si no te parece se cancela el viaje. Tu decides.

Lo escucho suspirar, luego unos murmullos de mamá.

—Está bien, solo espera y deja que unas camionetas vayan frente a ti.

—Ok —cuelgo.

Unos minutos y tres camionetas van frente a mí, detrás están mis padres y Dorian, al final otras tres y a los costados dos de cada uno.