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Empecé a sentir un dolor punzante en mi cabeza, intenté abrir los ojos, pero una luz muy fuerte me golpeaba la cara, pestañee un par de veces, tratando de ver donde demonios me encontraba, intenté tocarme la cabeza por el dolor, pero no podía moverme, o más bien algo me tenía inmóvil.

Abrí los ojos de golpe, incorporando mi postura pero fui estirada hacia atrás cuando sentí mis manos inmóviles, gire mi cabeza, tratando de entender lo que pasaba hasta que ví aquellas cadenas en mis manos.

─Que carajo..─cerré los ojos por el dolor de cabeza nuevamente, logrando recordar lo último que pasó en el coche de Sanzu.

Escuché la puerta siendo abierta, así que levanté mi vista, viendo a Sanzu entrar a la habitación a paso lento.

─Sanzu que se supone que es esto? Porque tengo estas cadenas sujetando mis manos?!─grite, intentando literalmente de ellas sin mucho éxito, pude ver mejor el lugar, viendo que realmente era una habitación bastante lujosa, pero que yo estaba atada con la cabecera de la cama.

─Shhh, no hace falta que gires, linda, o acaso vas a querer también que te tape la boca, no verdad?─dijo, sentándose delante mía en la cama, dejé de hablar, mirándolo de mala manera, pero el no quitaba esa tonta sonrisa de la cara.

─Solo te las puse para que no te escapes de aquí, ya sabes, aunque igualmente hubiera ido tras de ti si lo hubieras echo.

Respondió, agarrando mi mentón y levantar mi rostro, quedando a centímetros del suyo.

─Hoy tengo una reunión importante en el trabajo, o más bien una especie de fiesta, y tu me vas a acompañar, no quiero ninguna queja, o si no va a ser todo peor para ti, tu eliges─no respondí a aquello, pero lo ví levantarse de la cama, soltando bruscamente mi rostro hacia un lado.

Gire mi cara, viendo como se dirigía hacia el armario que había delante de la cama, sacando un vestido bastante largo negro, tirandolo sobre la cama delante mía junto a unos tacones.

─Ponte esto, no pienso dejar que todos te vean vestida asi─comento, acercándose a mi, de su bolsillo sacó unas pequeñas llaves, liberando mis muñecas.

Miré mis manos, viendo como el contorno de mis muñecas estaba todo rojo por culpa de eso, me levanté como pude de la cama, aún sintiéndo un fuerte mareo.

─Desde.. Desde cuando estoy aquí? ─pregunte cuando ví al chico abrir la puerta de la habitación, el se giró para mirarme, con indiferencia.

─Solo un día, no te preocupes, no pensé que la droga te dejaría tan mal─respondio a mi pregunta, saliendo de la habitación.

Me quedé quieta por unos segundos, tratando de entender que había pasado, el porque estaba aquí, y como era posible que el chico haya cambiado tan rápido de forma de ser.

Siendo tan empalagoso y sádico cuando lo ví por primera vez hace una noche, y como ahora se había vuelto así que serio.

Está situación era realmente peligrosa si me ponía a pensar, el quería que estuviera en la reunión, pero lo que el no contaba era que Manjiro bien me dijo que no me quería ver en alguna por el peligro al cual estaría expuesta.

Empecé a buscar algún tipo de salida de este lugar, caminando a paso rápido hacia la ventana, pero al intentarla abrir me di cuenta que estaba cerrada con una especie de codigo que tenía.

─Eato no puede ser real, donde carajos esta la policía cuando una la necesita─dije en voz alta, hablando para mi misma.

Ví que el armario tenía un gran espejo, me acerqué a el, mirándome al espejo, estaba echa un desastre, tenía el pelo desordenado y tenía unas ojeras horribles, me di cuenta que ya no llevaba la ropa del desfile, llevando una bata blanca como si fuera una anciana en un hospital.

PsychopathyWhere stories live. Discover now