Letra y Música - KIVI

Golden hour

Las calles de Luarca se muestran apacibles. Hay una calma en el ambiente que choca directamente con el lío de nervios que siente Violeta dentro de ella. No sabe qué tipo de impulso le ha provocado salir así de casa. Las palabras de Salma le han enfadado, sí. Y que sus amigos no hayan actuado también, aun cuando está convencida de que no piensan de esa manera, el hecho de no pronunciarse al final es una especie de complicidad que no le ha gustado nada. Quiere pensar que nadie enfrentó a Salma porque como ella, no esperaban sus palabras y se quedaron paralizados. Pero ella no pudo evitar contestar. Porque le da rabia que se hable así de alguien que no ha demostrado tener malas intenciones con nadie. Que lo único que ha hecho ha sido tratar de integrarse y, en su opinión, haciéndolo bastante bien, relacionándose con todos y sumándose a cualquier plan como una más.

Pero no se va a mentir, no ha salido de casa porque esté enfadada. No, el impulso que ha sentido es algo más. Una corazonada. Algo le dice que necesita dirigirse a un destino concreto. No sabe por qué. Pero se ha dejado llevar y ahora es incapaz de parar sus piernas, por más que una parte de ella está entrando en pánico y pide a su cuerpo que pare y se dé la vuelta para regresar por donde ha venido. Se siente ridícula y suelta una risa nerviosa. Agradece que nadie la haya escuchado ni la esté viendo, pues la imagen de una chica joven con andares rápidos y riendo sola en mitad de la calle, aparentemente teniendo algún tipo de trastorno delirante, no es algo que quiera que nadie observe.

Llega al final de una calle para girar a la izquierda y comenzar a subir un conocido camino de tierra. ¿Seguirá allí? ¿Qué estoy haciendo? Violeta, date la vuelta. No, ve y te haces la loca. "Yo pasaba por aquí..." Mejor piensa en otra excusa. Violeta no para de dar vueltas al hecho de que se dirige al lugar donde con toda seguridad, Chiara ha estado. Lo que no sabe es si seguirá allí. Ni siquiera sabes si la foto es de ahora. Madre mía, Violeta, ni siquiera sabes si la foto es de hoy. Que podría ser de otro día y le ha dado por subirla ahora. Lo peor que puede pasar es que llegue y Chiara no esté, en cuyo caso, también sería un alivio, pues ¿qué le va a decir cuando llegue si la ve allí?

Pero no se va a mentir a sí misma tampoco, sabe que desea verla. Sabe que es la razón por la que se ha levantado de la sobremesa con sus amigos y ha decidido irse. Lo demás, simples excusas. Vale que se haya molestado y que ya se hubiera roto ese buen rollo que de normal siente cuando está con sus amigos, pero no es la única razón. Desea verla, aun habiendo estado con ella hacía solo un día.

Trata de dejar de analizar todo y se deja llevar. Por una vez, está siguiendo un instinto. Y tiene que reconocer que no suele hacerlo, pero no porque ella no quiera hacerlo, sino porque no suele sentirlo. Porque nunca ha sentido una fuerza como ésta tirando de ella y se muere por descubrir más.

Relaja el ritmo de subida cuando se da cuenta de que empieza a hiperventilar por el esfuerzo. Solo faltaría llegar toda sudada y sin respiración. Cuando está a punto de llegar, toma un par de bocanadas de aire para autorregular sus propios nervios. Se repite mentalmente unas cuantas líneas de conversación que le pueden ayudar a romper el hielo de estar la menorquina en el mirador. Y con todo, se dispone a llegar.

Y ahí está ella. Sentada en el único banco que adorna el lugar, con una mochila en el suelo cerca de donde se encuentra. Se acerca lentamente, sin hacer ruido. Se para al costado del banco y la observa. Un calambre atraviesa todo su cuerpo cuando ve que Chiara sostiene su libro entre sus manos y lo está leyendo con gran atención. Qué bien le queda algo mío. Se sorprende a sí misma con su pensamiento y sacude su cabeza, esbozando una sonrisa tierna sin poder evitarlo. De repente, ha olvidado todo el guión que traía preparado en su cabeza, y la improvisación mezclada con la grata sorpresa de verla leyendo algo creado por ella le hace ser un poco más impulsiva de lo que tenía pensado.