Malec

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Alec estaba en casa de Magnus, acaba de llegar. Se acababa de despedir de todos en el instituto.Isabelle le había dado un gran abrazo y le dijo que se lo pasara bien, y que le llamara de vez en cuando.

Jace simplemente se despidió de él con un simple "adiós" y un "pásatelo bien" con una pequeña sonrisa. Tenía la mirada perdida, seguramente por alguna cosa que hubiera pasado entre Clary y él.

También se despidió de su madre y solo de su madre, ya que su padre, Robert, se había quedado en Idris. Su madre le dio un abrazo y le dijo que se cuidara y se lo pasara bien, lo típico en una madre. A Alec le costaba dejar a su madre así, su hijo pequeño acaba de morir, y había cortado su relación con su padre.

Esperaba que Isabelle hablara con ella de vez en cuando, sabía que su madre estaba sufriendo pero ahora le tocaba su turno a él, de alejarse del mundo de los cazadores de sombras por unos cuantos días.

Tras haberse despedido de todos en la entrada del instituto fue de camino a casa de Magnus en taxi con sus maletas. Y allí estaba, sentado en la cama de Magnus observándole como metía millones de prendas, la mayoría de ellas brillantes, lo que hacía que se viesen a simple vista.

-Y bien, ¿a dónde vamos a ir? Aún no me lo has dicho. -preguntó Alec.

-Tal vez no te lo he dicho porque quiero que sea una sorpresa. ¿Dónde crees que vamos a ir? -le respondió Magnus con otra pregunta mirándole curiosamente.

-Pues siendo tú el que escoge el viaje... ¿algún sitio brillante? -dijo Alec irónicamente.

-Já. Muy bueno Alexander. No venga, enserio, ¿a dónde crees que te llevo?

-No lo sé, de verdad. ¿Me lo vas a decir?

-Podrías decir algún país al azar... -dijo Magnus enfadado

-No, no -dijo moviendo el dedo índice de un lado a otro

-Sorpresa.

-Si tu lo dices... ¿Por cierto, que vas a hacer con Presidente Miau?

-Hmm... le pediré a un amigo mío que le deje comida de vez en cuando, por lo demás él se las puede apañar solo.

-¿No va a venir con nosotros?

-Alec, cariño, hoy estás preguntón, eh? -esbozó una pequeña sonrisa- ¿No sabías que los gatos no pueden entrar en un avión?

-Podrías ponerle un glamour...

-Créeme, es mejor que se quede aquí. Bien, terminé de hacer mis maletas.

-¿No crees que te has pasado con las maletas? -preguntó Alec mirando las cuatro maletas.
Había una, la más grande y las otras dos eran de un tamaño más pequeño que la otra y la última que era como un neceser.

-No. Creo que te equivocas de pregunta, la preguntaría sería: ¿No llevo pocas cosas? Porque solo llevas una maleta y una mochila. Te dije que te trajeras ropa de invierno y verano y seguro que no me has hecho caso.

-¡Si te he hecho caso! No necesito cuatro mil maletas para meter cosas de invierno y de verano como tú.

-Bueno, vale, vale. Ahora vayámonos a la cama, se supone que debemos descansar, nos espera un gran viaje.-dijo Magnus ilusionado.

Magnus cogió las maletas de los dos y las dejó en la entrada. Allí se encontró a Presidente Miau al que acarició y luego llenó su plato de leche para que bebiera. Luego volvió a su habitación donde había dejado a Alec.

-Magnus, si te das cuenta hemos metido nuestros pijamas en las maletas y los necesitamos para ahora, ¿sabes?-dijo Alec.

-¿Quién dijo que necesitábamos los pijamas para dormir?-preguntó Magnus. Alec tragó saliva. Se había puesto completamente rojo con ese último comentario. Magnus le cogió de la barbilla para levantar su cara y con cuidado, le besó superficialmente. Alec cerró los ojos y cuando los abrió Magnus estaba encima suya, besándole el cuello. Alec mientas tanto pasaba su mano por su pelo y notaba como se le pegaba toda la purpurina a ella. De la boca de Alec salió un pequeño gemido y Magnus se rió. Alec volvió a sonrojarse.

Vacaciones de Magnus y AlecWhere stories live. Discover now