Capítulo 2

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Un nuevo día había llegado y eso significaba que hoy almorzaría con Gustabo, su nuevo amigo. Cuando le contó a su madre sobre su nueva amistad, ella lo felicito y puso las flores que le regaló en un jarrón en su buró; Toni estaba muy entusiasmado, incluso había pedido un zumito extra para poder compartirlo con el rubio. Al llegar al salón de clases, su mirada siempre estaba en el reloj, contaba el tiempo y movía sus piecitos contento, hubo un momento en donde esta vez si se centró en la clase y perdió la noción del tiempo, para cuando escucho la campana que indicaba el descanso, salto de su asiento entusiasmado y salió corriendo al roble donde se encontraría con su amigo.

El sitio estaba solo, sintió su corazón estrujarse, ¿Gustabo se había olvidado de él? No lo sabía, quizá había sido demasiado bueno para ser verdad o simplemente fue una casualidad. Soltó un suspiro y un puchero en sus labios se formó, tomo asiento en el césped y tallo sus ojos, se sentía muy triste y no quería levantar la mirada.

—¡Toni!

Cuando escucho su nombre, enfocó su vista y observó a Gustabo correr hacía el, en su rostro se formó una amplia sonrisa, espero al rubio y cuando llegó, se abalanzó hacia el para abrazarlo, ambos rieron y volvieron a sentarse para comenzar a disfrutar de sus almuerzos.

—Gustabo, te he traído un zumito de manzana.

—¡Gracias! Es mi favorito, yo te he traído galletas de avellana.

—Gracias Gustabo, se ven muy apetitosas.

El rubio soltó una risotada. —¿Por qué hablas como los adultos? Eres muy educado.

—Mi padre dice que los modales son muy importantes, el dice que no debo perderlos porque me ayudarán cuando sea adulto.

—¿En que te ayudarían? Solo te harán más aburrido.

—Bueno, mi padre dijo que en un futuro debo casarme con alguien y ser amable.

—¡Que tontería!

Toni soltó una carcajada. —Lo sé, pero creo que eso pasa con todos los Omegas, ¿Tú sabes que es uno?

—Por supuesto que lo sé, en clase nos hablaron de eso y es muy aburrido, mi madre también nos habla a mi hermano y a mi sobre los Omegas, ella dice que nuestro trabajo como alfas es protegerlos y cuidarlos, ¡Que tontos son!

Toni se asombro al saber la naturaleza de Gustabo, pero escucharlo decir que eran tontos, le hizo recordar todas la veces que su padre mencionó lo mismo y el cambio radical que tuvo con el cuando supo que era Omega, sus ojos se aguadaron y comenzó a llorar. Gustabo se percato de esto y comenzó a asustarse, se acercó a él para intentar consolarlo pero Toni no se lo permitió, tan solo se quedó sentado a su lado esperando a que parara.

—¡Ya no quiero que me hables!

—¿Pero por qué?

—Por que soy un Omega tonto, mi papá, mis compañeros y tu tampoco me quieren porque soy así.

Gustabo entendió inmediatamente y lo abrazo a la fuerza. —Lo siento Toni, no sabía que tú eras uno, pero no llores. —Su consuelo no sirvió, porque solo aumento el llanto del otro. El rubio se separó al tener una excelente idea, tomo sus manitas y agitó sus brazos eufórico. —¡Toni ya sé! ¡Yo seré tu alfa!

Toni controlo sus sollozos al escucharlo y limpio sus ojos. —No te entiendo. .  .

—Toni, yo te protegeré, no me importa que seas Omega, mi deber es cuidarte. Cuando sea grande, seré el mejor policía y te voy a defender de todos.

El rubio más pequeño sorbió su nariz y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. —¿En serio?

—¡Sí! Es una promesa.

Cliché  | GUSTONIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora