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La iglesia vacía tenía tonos marrón oscuro en sus paredes.
Rosalie analizó cada parte del inusual lugar que Genevieve había elegido. La antigua y muy hermosa iglesia estaba vacía. Las tenues luces del enorme techo le daban un aspecto algo lúgubre.
Sólo los rayos de sol que se escapaban por los vitrales de las paredes, así como las velas encendidas del lado derecho, eran los que iluminaban el lugar.
La rubia había aceptado ir a un lugar más privado para hablar. Fue con determinación que siguió a la pelirroja a donde quiera que fuera. Haría cualquier cosa para resolver ese misterio.
— ¿Entonces tu mejor lugar para una conversación discreta es una iglesia? — Rosalie finalmente soltó su comentario.
Genevieve dio pasos elegantes delante de ella. Caminó hasta los escalones del altar de la iglesia y se detuvo. Su cuerpo luego se giró hacia Rosalie y Alice.
— A menos que te importe que Dios escuche a escondidas tu conversación. — sonrió abiertamente. — No te preocupes. La iglesia sólo está abierta para visitas en determinados horarios. Soy responsable del mantenimiento del lugar. Es hora de abrir. Estamos mejor aquí.
— No sabía que existían las brujas católicas. — dijo Rosalie. Estaba tratando de relajarse.
Al entrar a esa iglesia, el ambiente se había vuelto un poco... diferente. Se dijo a sí misma que era sólo ansiedad. Y que si sucediera algo malo, tanto ella como Alice podrían cuidar de sí mismas.
Y hablando de Alice, la vampira no había dicho una palabra en todo el camino. Sin embargo, Rosalie podía sentir la tensión en los hombros de su hermana mientras caminaban una al lado de la otra. A veces, la rubia tenía la impresión de que su hermana abría la boca para decirle algo. Pero ella simplemente permaneció en silencio.
Quizás yo estaba tan ansioso como ella.
— No creo que hayas venido aquí para saber de mi religión. —Genevieve, a pesar de la dura sentencia, no lo dijo con rudeza.
— Dime querida, ¿en qué puedo ayudarte?
Y una vez más una pregunta difícil de explicar.
— Bueno. — comenzó Rosalie. — Lo que voy a decir es algo totalmente imposible que suceda. — hizo una pequeña pausa. — Pero tengo fuentes confiables que confirman que lo que digo es verdad. — dijo y giró la cabeza para mirar a Alice que estaba detrás de ella solo la miraba fijamente a la mujer.
— ¿Y qué te gustaría decirme?
— De hecho, me gustaría pedirte un favor. — Rosalie camina hacia Genevieve. Ambas ahora debajo de los escalones del altar. — Me gustaría que confirmaras mi embarazo.
El rostro de Genevieve se arruga de asombro.
— Pero usted es...
— Lo se. — murmuró Rosalie. — Pero créame cuando digo que tengo una forma segura de confirmarlo. Sólo quiero una segunda opinión.
