5

305 61 210
                                    


Los espejos nunca le han gustado.

No se encuentra en ellos, y la verdad es que está confundido, porque no tiene idea de lo que debería esperar ver.

—No me molestes —dice pasando suavemente un pañito por su mejilla derecha.

Odia estar sucio, pero no quiere lastimar lo perfecta que es su piel.

—Por favor, será solamente hoy.

Ohm está esperando afuera y su madre lo golpearía por esto.

No puede decirle que le gusta algo con tantas calorías.

No puede ser perfecta si engorda.

Se siente perseguido todo el tiempo por las reglas que tenía que seguir.

Ya puede ser Nanon sin ser torturado, pero le da miedo todavía.

—Entonces —dice Ohm cuando regresa a la oficina y puede notar lo nervioso que está— ¿Estás listo?

—Sí.

—Te conozco hace tanto tiempo —menciona mientras caminan al ascensor— es raro que esta sea nuestra primera cena juntos.

—Es una cita —resalta Nanon sin mirarlo.

Conoce los conceptos a la perfección, él repasa constantemente el diccionario.

Si quieres ser perfecta debes ser culta.

—Lo es.

Ohm es torpe cuando está alrededor de él, lo ha notado.

Siempre está golpeándose contra todo, y lo confirma cuando caminan a la puerta principal.

Lo ve impactar su frente contra el vidrio de la entrada.

—Estoy bien —menciona mirándolo y vuelve a chocar contra los arbustos junto a las luces, cuando ya están afuera.

—¿Cómo puedes seguir vivo hasta ahora con esas habilidades motoras? —le pregunta con sincera curiosidad.

—No soy así normalmente —responde el avergonzado— lo juro.

—Me cuesta creerle, comandante.

—No siempre estoy cerca de ti —agrega orbitando alrededor de él.

Todo el ruido en su cabeza se apaga, porque quiere entender en silencio lo que está tratando de decirle.

—¿Entonces yo tengo la culpa?

Se detiene porque Ohm le cierra el camino, parándose en frente.

Es que ya no es un adolescente, hace bastante tiempo es un adulto y quiere atreverse a dar un paso más.

—Es que me pones nervioso, Nanon.

—¿Por qué? —le pregunta mirándolo a los ojos— ¿Yo sobreestimulo tu sistema nervioso?

Ohm no le resulta incómodo de ver.

Fue progresivo.

Con el tiempo, durante las largas tardes trabajando, fue acostumbrándose a mantenerle el contacto visual.

—Sí —responde mirando sus labios por dos rápidos segundos que Nanon nota— sobreestimulas todos mis sistemas, en realidad.

Se pone nervioso él, porque Ohm estira la mano a su rostro.

Nunca ha permitido que alguien lo toque antes, pero se siente seguro y no quiere quitarlo.

—¿Y no necesitas un doctor?

Ohm sonríe, Nanon siempre es muy literal.

—Creo que sí —acepta acercándose más— me preocupa mi frecuencia cardiaca en este momento.

—¿Tienes problemas en el corazón?

—No, solo es porque tú existes.

La tensión que casi se puede tocar los envuelve, y Nanon baja la mirada, dando un paso atrás.

Sus latidos están asustándolo.

Está inquieto, nervioso, sus manos están sudando, y la ansiedad que tiene en el estómago está incomodándole.

Tal vez está pasándole porque ha dejado de tomar sus pastillas.

—Eres precioso —susurra Ohm antes de girar, para continuar caminando.

Perfecta | OhmnanonWhere stories live. Discover now