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Te giras y ves como Hailee se acerca ti rápidamente, con cara de pocos amigos.

- TN, ¡cómo te atreves a dejarme plantada como has hecho estos días! Ni llamadas ni mensajes, te vas así como así, no sabes lo preocupada que estaba - te grita Hailee mientras llega a tu altura, y en estar a tu lado, te levanta con una abrazo.

Tú te ríes mientras ella te abraza y en dejarte otra vez en el suelo os quedáis un segundo cara.

- Lo siento Haiz, de verdad -  le dices honestamente - pero tengo taantas cosas que contarte

Ella emocionada te coge del brazo y mientras que avanzáis hacia las puertas del instituto te contesta

- Más vale que sea bueno, si no no podré perdonarte lo que me has hecho pasar estos días.

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- Dios mío, parece una historia sacada de Wattpad literalmente - te dice Hailee riendo cuando acabas de contarle todo lo sucedido - pero aún no entiendo el comportamiento de blondie (su apodo entre vosotras dos) esta mañana después del beso que te ha dado antes

- ¡Lo sé! - Le dices desesperada - yo tampoco, no esperaba que dijera que éramos pareja ni nada, pero no entiendo por qué ahora me aleja así

- Bueno, es mejor que dejemos que las cosas fluyan a su manera, y mientras tanto, tú tienes un entrenamiento de porristas al que asistir - te dice Hailee emocionada, empujándote literalmente hacia la puerta del gimnasio - yo me iré para casa ya, cuando tengas un momento ya me vas contando las cosas entre tú y blondie

Mientras Hailee se marcha, tú te quedas dubitativa delante de la puerta del gimnasio, pero finalmente entras. En pasar las puertas, ves a las porristas practicando alguna de las muchas figuras imposibles que hacían, y vas dirigiéndote a la grada sin despegar la vista de una de las porristas en concreto, que está en la cima de la pirámide, radiante como un ángel caído a la tierra directamente del más sagrado cielo.

Las observas embobada hasta que se toman un descanso y la chica que ocupa todos tus pensamientos se dirige decididamente hacia ti. En llegar a tu altura, se sienta a tu lado y te habla tranquilamente.

- ¿Qué te ha parecido la última figura que hemos hecho TN? -  te pregunta con una sonrisa de oreja a oreja y con un notable sonrojo por el deporte recién realizado.

Tú te quedas un segundo pasmada por su indiferente actitud hacia los acontecimientos de esa misma mañana, pero rápidamente te recompones y le contestas tranquilamente

- Increíble, como todo lo que hacéis Tay - le dices honestamente mirándola a los ojos - cada día me impresionas más con todo lo que sois capaces de hacer

Bajas la mirada y eso te impide ver el aumento de sonrojo en la cara de Taylor, que rápidamente se levanta y te dice

- No tardaremos mucho en acabar

Y se dirige hacia la pista, no sin antes sonreírte coquetamente. Tú te quedas, una vez más, embobada, mirándola y tu mirada inevitablemente recorre su cuerpo entero, esculpido por los mismísimos dioses.

No puedes pensar en otra cosa en toda la tarde. En acabar el entreno, salís del instituto juntas y os dirigís a casa de Taylor en su coche. Ambas estáis en silencio, pero es imposible evitar las miradas furtivas que os dirigís la una a la otra, aunque estás no se llegan a cruzar en ningún momento.

En llegar a su casa bajáis del coche y entráis en la casa.

Taylor, detrás de ti, cierra la puerta de un golpe, cosa que hace que te sobresaltes y te gires. En ese mismo instante Taylor se acerca a ti y te besa agarrándote por la cintura. Tú, por instinto, le sigues el beso y caminas de espaldas, con Taylor agarrada a ti, hasta chocar con la pared de la habitación. Sus labios, suaves como el terciopelo, se mueven al compás de los tuyos, como si estuvieran hechos para estar juntos, encajando perfectamente.

Rápidamente, el beso va subiendo de intensidad y Taylor apoya sus manos en tu trasero, apretándolo levemente, movimiento que tú tomas como una iniciativa para enrollar tus piernas a su alrededor.

-Taylor - susurras su nombre sobre sus labios mientras ella os separa de la pared, cagándote.

En esa misma posición, Taylor camina hacia la cocina, dejándote sentada en la encimera, y acercándose más a ti, si es posible. Los gemidos procedentes de ambas son imposibles de acallar y tú, tomando finalmente iniciativa, empiezas a acariciar tímidamente su cuerpo, como si de la escultura de porcelana más frágil se tratase.

Tus manos, que se cuelan bajo la camisa de Taylor, empiezan a acariciar su estómago y van subiendo lentamente, hasta llegar a sus pechos. Empiezas a acariciarlos suavemente, pero ese movimiento hace que algo se encienda en la cabeza de Taylor, que se separa de ti abruptamente. 

Sientes el frío de la noche instalarse en tu cuerpo por la inesperada distancia entre vuestros cuerpos, y te quedas con la respiración agitada y los labios hinchados, mientras ves como tu ángel se aleja corriendo hacia la escalera, murmurando palabras inaudibles para tus oídos, que aún sienten la presión de tu sangre bombear rápidamente por los sucesos ocurridos.

Oyes unos pasos en el piso superior y un portazo. Te quedas sentada sobre la encimera sin poder reaccionar sobre lo ocurrido. Unos segundos más tarde oyes unos suaves sollozos, amortizados por las paredes de distancia entre vosotras dos, y una lágrima rebelde se desliza por tu mejilla, revelando el dolor y la confusión que afloran en tu interior.

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Buneo bueno, holiii de nuevo. Me imagino que pensabais que esta historia estaba acabada, pero después de unos meses ajetreados por los exámenes, entre otras cosas, he empezado a leer una historia que me ha motivado a volver a escribir. Así que espero volver a veros pronto. 

Paper rings · Taylor Swift y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora