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Mapache

Habíamos cambiado de departamento hace apenas tres meses, y estábamos comenzando a acostumbrarnos a nuestro nuevo hogar. Una noche, temprano, nos sentamos a disfrutar de la tranquilidad cuando de repente escuchamos una discusión acalorada. La dueña de casa y un hombre sin camisa, claramente drogado hasta las patas, estaban en pleno enfrentamiento en la calle.

Nos asomamos por la ventana para ver qué pasaba y, para nuestra sorpresa, vimos al hombre con una funda en la mano. Resulta que había metido a cuatro gatitos en la funda, esperando que el carro de la basura se los llevara. Sí, lo sé, ¡qué horror!

Pero el carro de la basura estaba retrasado, y el hombre, cansado de esperar, decidió irse, dejando la funda con los gatitos en la acera. No podíamos creer lo que veíamos. Nos miramos, y sin pensarlo dos veces, bajamos corriendo a la calle.

Con mucho cuidado, abrimos la funda y vimos a cuatro pequeños y asustados gatitos. Los sacamos uno por uno, y cuando levanté al último, me encontré con un par de ojos grandes y brillantes que me miraban con curiosidad. En ese momento, supe que había algo especial en ella.

La miré a los ojos y, sin saber por qué, el nombre "Mapache" salió de mi boca. Quizás fue por sus manchas en el pelaje o por la forma en que me miraba, pero el nombre le quedó perfecto. Desde ese día, Mapache se convirtió en parte de nuestra familia, y aunque el comienzo de su historia fue un poco loco, ahora es la reina de la casa.