Hoy - SPS2

CUATRO - KANAWUT

¿LA OPORTUNIDAD DE encontrar el amor en cualquier lugar? Esa era una gran declaración profunda, que Suppasit había hecho.

—Supongo que sí, —respondí finalmente.

Sin embargo, había algunas cosas que entendía sobre el amor. Era obvio que había amado a mis padres, John y Louise, ambos se habían ido ahora, mamá mucho tiempo antes que Nicole, papá unos meses después de que Nicole había muerto, falleciendo de lo que pensaba era un corazón roto. Ni siquiera su hijo y sus nietos podían retenerlo en este mundo, y sin él, realmente me había quedado solo, un pensamiento aterrador incluso en un buen día. Nos habían tenido a mí y a mi hermana, Nicole, más tarde, pero habían sido unos padres afectuosos, y mi hermana y yo habíamos sido niños felices en una familia amorosa donde el afecto no se escatimaba y se ofrecía libremente.

Todavía amaba a Nicole. No importaba que hubieran pasado ocho años. Cuando pensaba que estaba olvidando cómo era ella, o cómo podría ser el amor de un hermano, entraba en pánico y acaba mirando por años la pared llena de fotos en nuestro pasillo. Pero incluso cuando sus rasgos desaparecieron de mis pensamientos, todavía sabía el amor que tenía en mi corazón.

Conocía el mejor tipo de amor y el peor dolor que conllevaba, una ola de dolor y angustia que me había enseñado que todo podía ser destruido en un momento horrible.

Pensé que amaba a mi último novio, pero realmente no lo había hecho. Robert era solo otro de una larga lista de hombres que había conocido que pensaban que era yo era un buen tipo, pero que pronto se dio cuenta de lo roto que estaba y solo quería arreglarme. Robert siguió el mismo camino que los demás, desapareció cuando se dio cuenta de que ponía a la familia primero y que no quería o necesitaba que me arreglaran.

Luego estaban Maddie y Lucas, los niños que mi hermana y su esposo Dan me habían regalado. Durante un largo tiempo después del accidente, Dan se había aferrado a la vida, y los niños no eran míos en un sentido legal para cuidarlos, aunque fui yo quien los sostuvo mientras lloraban por sus padres. Los tres habíamos estado en el limbo, y solo cuando Dan finalmente murió, la enormidad de la clase de amor que yo necesitaba tener por ellos me golpeó duro.

Sé que puedes amarlos. Eso fue lo que mi hermana y Dan habían escrito en la carta con su testamento. No habían visto a alguien roto, o con fallas, me habían visto como alguien capaz de cuidar a sus hijos.

Desearía tener su convicción.

Amor incondicional, una emoción poderosa que perdonaba las rabietas, rotuladores negros en camisetas blancas, bebidas derramadas y que me dijeran que era estúpido. Era difícil escuchar lo último, pero aun así, si eran Lucas o Maddie quienes dijeron las palabras, entonces los perdoné por amor.

—Depende del tipo de amor, —añadí cuando no dejaba de mirarme. —No creo que quiera algo como esto. —Agité una mano y mi plato resbaló, pero más por suerte que por juicio, evité que todo se cayera al suelo. Por supuesto, mi pulgar terminó en la mayonesa, pero me lo chupé y esa fue otra crisis evitada.

Suppasit dejó escapar un pequeño ruido, a medio camino entre un chillido y una palabra, y lo miré para ver qué estaba mal. Sin embargo, se había alejado de mí y estaba mirando al patio como si su vida dependiera de ello. Raro.

— ¿Estás bien? —Le pregunté.

Él asintió antes de volverse lentamente para mirarme. —Sí, —se retorció un poco en su silla. — ¿No te gustaría casarte? —Tomó un largo trago de su refresco.

—Tendría que superar la etapa de sexo casual con el hombre adecuado, —bromeé. Luego esperé a que él estuviera de acuerdo conmigo, pero una vez más miró a cualquier parte menos a mí, y no sé si lo estaba leyendo bien, pero parecía preocupado. Aún así, solo porque estuviera distraído, no quería decir que estaba aburrido sentado conmigo, solo significaba que algo más en su vida era una prioridad en ese momento. Podría haber estado preocupado por los invitados, o la comida, o no sé, la seguridad contra incendios o algo así.