2 - Necesito Que Te Quedes

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Konan era una mujer racional. Y cualquier mujer racional, al menos en su posición, sabía que tenía los días contados. Había pasado por muchas dificultades y turbulencias durante su infancia.

Nunca pensó que sería la mujer más buscada de las Naciones Elementales a los 26 años. Nunca podría haber imaginado que participaría en la mayor catástrofe ocurrida en una gran aldea desde que el Cuarto Hokage diezmó el ejército de Iwagakure.

Ayudar a Nagato a arrasar toda una Aldea Mayor no había sido necesariamente parte de su plan de toda la vida de seguir a su hermano en todo menos en la sangre, pero aquí estaba... Descansando y recuperándose en una cama de hospital que pertenecía a la misma aldea que ella había destruido.

Naruto, o más bien su clon, había retirado la ventana para que entrara algo de sol en la habitación y ella se había puesto enferma de inmediato.

Habían pasado 4 años desde aquella devastación y, aunque la aldea se había reconstruido mucho, aún quedaban las cicatrices del ataque de Nagato.

Habían desaparecido los inmensos muros exteriores y las puertas que protegían la enorme Aldea, y en su lugar había muros de casi la mitad de tamaño. Aunque Konan había observado múltiples andamios por las paredes, como si los Shinobi y los aldeanos estuvieran restaurando la aldea para devolverle su antigua gloria.

Konan había pedido al clon que mantuviera la ventana cerrada y, afortunadamente, él nunca abordó el tema ni se opuso a su deseo.

Era un alma tan pura... Casi demasiado amable para su propio bien. Naruto le recordaba a un niño, hasta cierto punto. No por su personalidad excéntrica y su extraña forma de hacer las cosas, sino por su corazón.

Había en él una inocencia que resultaba irritante debido a la sangre que cubría sus manos. El nombre de Naruto era tan venerado en las Naciones Elementales como temido.

Era el mismo niño que armó al Yondaime Raikage para que se sometiera a la hoja por las acciones de Sasuke Uchiha. Naruto había golpeado y arrastrado al musculoso y revoltoso hombre por las calles de Kumogakure, todo ello mientras escupía que los Nin Pícaros de Konoha eran su responsabilidad.

A continuación, se dedicó a cazar y exterminar a los miembros restantes de la Akatsuki, uno a uno. Aunque Konan ya había huido del grupo, denunciando su condición de miembro, se había mantenido al tanto de sus acciones. Incluso había temido que Naruto la persiguiera algún día por su implicación.

Pero nunca lo hizo.

Primero empezó con Deidara y luego pasó a Kisame. Itachi, Hidan y Kakazu ya habían sido abatidos antes de la caza del chico, pero ella sabía que éste había estado implicado en sus muertes de algún modo. Sasori había sido víctima de uno de sus compañeros, pero ella estaba segura de que había lisiado al titiritero durante su primer intercambio antes de ir a por Deidara para extraer el Ichibi del Kazekage. Y ahora, con la muerte de Tobi, el único miembro de Akatsuki que quedaba era Zetsu.

La criatura siempre había sido escurridiza e incluso Konan no creía que fuera humana. Había algo... enfermizo en Zetsu que ella no podía comprender. Siempre había sentido que se le erizaba la piel cuando esa cosa estaba cerca de ella.

Konan esperaba que Naruto lo eliminara pronto. Sólo de pensarlo cre-

Se detuvo un instante.

Esperanza.

Estaba empezando a hacer mucho de eso últimamente...

Esperaba recuperarse pronto. Esperando encontrar fuerzas a través de su compañero, Naruto.

Esperanza.

Nunca lo había hecho cuando estaba viva, o mejor dicho, antes de su casi muerte a manos de Tobi. Había abandonado la esperanza cuando era una niña. Pero de algún modo...

Naruto - Ramilletes de papel maché ✔️Where stories live. Discover now