Capitulo 16

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Heidy Rosewood

17 de Diciembre de 2013

Día de la Lluvia, y el Refugio del Camión.

Encontramos un pequeño grupo de supervivientes y avanzamos con paso decidido por la Avenida, alejándonos lo más posible del Aeropuerto. Teníamos hambre y sed, las nubes de tormenta se veían en la lejanía. En el grupo avanzaba todo tipo de gente, niños que habían perdido a su familia, una pareja de ancianos que había visto morir a sus hijos, una pareja de enamorados bastante asustados, una aeromoza bastante extraña, un viejo cocinero y el capitán de un barco. Todos caminábamos en silencio sin decir nada, de vez en cuando alguno de ellos contaba su historia.

El Capitán, por ejemplo, su barco había intentado huir de la isla, pero debido a que se apresuraron a partir, uno de los motores se estropeó y no pudieron alejarse ni un kilómetro.. Un día, uno de sus pasajeros se infectó e intentó comerse a todos, el Capitán tuvo que nadar varios metros hasta la playa para sobrevivir. La pareja de enamorados, estaba de luna de miel en Beagtown. La isla era un lugar turístico conocido por sus hermosas playas y lujosos hoteles, aunque claro...a ellos se les habían arruinado las vacaciones.

Los niños apenas podían decir nombres, no sabíamos nada de ellos, ni qué había sido de sus padres, lo que hacía todo mucho más tristes. La aeromoza, al parecer una de la bombas de la Infección le había dado a su avión, tuvieron que hacer un aterrizaje de emergencia del otro lado de isla, pero las puertas se averiaron y no pudieron salir. Hasta que se les ocurrió, utilizar un pasaje por el área de carga y lograron salir libres. Pero se llevaron una sorpresa al encontrarse un Beagtown completamente nuevo.

El cocinero de uno de los hoteles de la costa, cuando la Infección empezó tuvo que acabar con todos sus empleados y clientes usando las herramientas que alguna vez utilizó para cortar carnes y preparar pasteles. Logró salir ileso y fue a refugiarse al Aeropuerto, donde solo encontró desgracia.

Yo y Kate, habíamos huido junto con mi mejor amigo. Llegamos al aeropuerto donde nos encontramos con mi hermano, cuando descubrí mi amor por Jerry, fue asesinado protegiéndome a mí y a mi hermana.

Todos teníamos una historia triste, cada una a distinta manera. Pero en aquél nuevo mundo, ¿Quién podría tener una historia feliz? Ni siquiera en el mundo normal, existía eso realmente. Normalmente uno está viendo las noticias sobre un tornado en Kansas, o un huracán en New Orleans, un terremoto en Japón...y uno piensa: "Pobre gente". Y es extraño pensar en la gran cantidad de desgracias que existen en el mundo, y en la gran cantidad de gente que hay en él, y luego en el corto número de personas que se libraran de ellas, que vivirán una vida normal sin verse en medio de una catástrofe, un asalto, una guerra. Uno se la vive creyendo permanecer a ese pequeño grupo de personas, pensando sí el día de mañana su suerte cambiará.

Eso nos pasó a todos nosotros, a Beagtown enteró...hasta que llegaron las bombas. Una masacre más en la historia de la humanidad.

-La lluvia se acerca-observó el Capitán-Deberíamos buscar refugio.

-Es solo agua-dijo la aeromoza.

Observé a la pareja de ancianos, debían tener unos setenta años. Era triste pensar que alguien como ellos, no sobreviviría tanto tiempo a esa masacre. Pero al menos, viéndolo de un lado feliz y crudo, habían vivido bastantes buenos años. Pensé en Jerry, ¿si la Infección no hubiera iniciado, hubiéramos podido crecer y casarnos, tener muchos hijos y nietos y envejecer juntos?

-Al menos habrá agua-señaló Kate.

-Después de lo ocurrido, no sé qué tan seguro sean esas aguas-añadió el anciano.

-En la escuela, hacíamos simulacros de ataques nucleares-recordó la anciana-Nos decían que nos ocultáramos debajo de nuestros pupitres y nos tapáramos los oídos. Como si eso hubiera servido de algo en caso de un verdadero ataque...

Nadie dijo nada.

-Simplemente, nos recordaron que de sobrevivir, teníamos que buscar refugio inmediato y protegernos de la radiación...y esperar las lluvias. Decían que las lluvias alejarían la radiación del aire.

-Sí, pero esta no es radiación-admitió Seth.

-En efecto-dijo el anciano-Nos dijeron también, que sí había radiación en el aire, habría radiación en las próximas lluvias...

-Entonces-pensó Kate-¿Sí hay virus en el aire...habrá en las lluvias?

Nadie dijo nada, todos pensamos en la posibilidad.

-Como sea-dijo Seth-En ese caso será mejor buscar cualquier refugio.

Caminamos un rato más, hasta que los truenos empezaron a escucharse más amenazadores. Entonces, la tormenta inició. La lluvia comenzó a caer de poco a poco en pequeñas gotas de agua. Al principió fue relajante, pero llegó un momento en el que cada gota significaba una quemadura en la piel. EL agua estaba maldita.

-¿Qué esto?-preguntó la pareja asustada.

-¡Lluvia acida!-exclamó la aeromoza-¡Debemos ocultarnos debajo de algo metálico...antes de que empeore!

Aceleramos el paso, a lo lejos...Seth divisó un viejo remolque de un camión. No era el mejor refugio de los peores refugios que podía haber, pero era suficiente para aguantar un rato. Todos aceleramos el paso, mientras más agua caía del cielo y con más fuerza. Los ancianos se detuvieron de golpe, la vieja le susurró a su esposo, y ambos se dieron un último abrazo, mientras la lluvia caía encima de sus cabezas.

-!Tenemos que ayudarlos!-exclamó Kate.

Seth tiró de ella.

-¡Vámonos!-dijo mi hermano observando a las ancianos-Han tomado su decisión.

La anciana y el anciano no se separaron, hasta que desaparecieron de mi rango de visión debajo de la lluvia. Cuando llegamos al camión todos subimos rápidamente y cerramos las puertas con fuerza. Nos tiramos en una esquina, nadie dijo nada. Nadie mencionó ni una sola palabra. Permanecimos en silencio, mientras yo no me podía quitar de la mente la imagen de los ancianos abrazados esperando su muerte.

Pasaron unas horas...hasta que la tormenta se hizo eterna. El Capitán perdió la paciencia, y se marchó sin decir adiós. Los dos niños tenían que ir al baño, la pareja se ofreció a llevarlos y se marcharon. Al final, la aeromoza se preocupó por ellos y fue a buscarlos. Ninguno volvió.

Cuando llegó la noche, me encontraba triste, cansada y hambrienta. No tenía ningún ánimo de seguir adelante. La lluvia comenzaba a calmarse. Lo peor ya había pasado. Seth se me acercó sigiloso.

-Chicas-nos dijo-Iré a buscar algo de comida...¿sí? Volveré en cuanto pueda...

-¿lo prometes?

-Sí, lo prometo-respondió, nos besó la frente a cada una y salió del camión.

Kate se acercó a mí y me tendió un fuerte abrazo. Permanecimos toda la noche juntas, soportando el gélido frío, esperando a Seth hasta que ambas caímos en un profundo sueño.

Virus Letal: The Infection Diaries (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora