11. Violeta

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And there's no remedy for memory

Your face is like a melody

It won't leave my head

Dark Paradise – LANA DEL REY


5 de diciembre, 2010

Darla


El primer martillazo no sirve de mucho, pero cuando voy por el segundo, logro demolerla, lo que me da un sentimiento de satisfacción que no esperaba.

El desorden me desconcierta. La posibilidad de dejar todo en manos del azar, del cambio, es una de las cosas que más me da miedo en el mundo.

Y, aun así, ver el desastre que acabo de dejar, se siente como oler un libro nuevo y dejar correr sus páginas a través de mis dedos. Un poco de serotonina inexplicable.

A lo largo de estos meses de terapia, he entendido que mi ansiedad genera ciertos ciclos de obsesión-compulsión que de por sí, acarrean cuotas importantes de culpabilidad, mezcladas con complacencia. Le tenía pavor al final de este camino, pensando que no lo iba a lograr. Sin embargo, ver la báscula en la que solía pesarme todos los días, hecha añicos en el suelo... Jamás pensé que me traería tanta, pero tanta alegría.

Me gustaría tener con quién compartir un momento como este, decirle a mis padres: "me han dado el alta de mi cuadro ansioso anoréxico y, después de mucho esfuerzo, constancia y lágrimas, logré que el TCA(1) no se quedara" y que ellos me dijeran lo orgullosos que están de mí, y yo creerles. Pero no puede ser.

Ni siquiera saben de mi obsesión contando calorías. Por mucho que haya comenzado luego de un comentario de mi madre sobre mi rostro redondo, hace dos años atrás, lo mejor es que nunca se enteren. Ellos nunca habrían aprobado que me saliera del carril con tan poca elegancia.

En esta casa se respira soledad.

...pero me las arreglo para encontrar oxígeno.

Nos mantenemos a flote.

Paso a paso. Día tras día. Aunque nadie lo note: sigo aquí.

Suspiro, mientras me siento en el suelo, abrazando mis rodillas, mirando el estropicio que acabo de dejar.

—Señorita Darla —escucho que me dice Emily, el ama de llaves y la que me ha cuidado desde siempre, ya que mis padres deben viajar continuamente por trabajo—. Theo mandó a decir que el coche está preparado para cuando esté lista para ir a las clases de violín.

Me retiro las antiparras que conseguí para que ningún trozo me pasara a llevar los ojos. Emmy (como a ella le gusta que la llame) es una de las personas que más me conoce, junto a mi abuela, pero no puedo evitar que se me acaloren los pómulos, al ser descubierta en mi pequeña victoria, sentada en el suelo de la enorme biblioteca (o el único lugar de esta enorme mansión que no me da escalofríos).

—Cla-c-claro, Em —respondo—. Cinco minutos.

Pienso que se va a ir y me dejará a la labor de prepararme, pero ella se acerca y me ayuda a recoger mi desastre. No importa cuántas veces insista en que puedo hacerlo por mí misma, Emily no cede. Con una sonrisa, esa cándida sonrisa que me regala todos los días se encarga de alcanzar un papelero para depositar en él los trozos de mi pasado y de lo que espero sea un futuro más optimista.

—¿Cómo se siente, señorita?

Hago un pequeño mohín. Cuando me da vergüenza algo, es como si me picara la nariz, así que esnifo una vez para apartar la sensación.

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⏰ Last updated: May 28 ⏰

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Last night on Earth (Libro #0.5)Where stories live. Discover now