Capítulo 8.

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El taxi me llevaba de vuelta a casa y mis pensamientos iban a mil por hora. Siempre he sido de relaciones serias, de esas en las que primero te conoces poco a poco, con cautela y paciencia. Tras mi último fracaso amoroso, había decidido que no quería volver a lo mismo, no estaba preparada. Quería saber qué se sentía al tener relaciones esporádicas o rollos sin más, y justo eso era lo que parecía estar sucediendo. Aun así, la ansiedad inundaba mi cuerpo, una mezcla de emoción y temor  no me dejaba tranquila.

Mientras el coche avanzaba por las calles tranquilas de la noche, mi mente no dejaba de repasar el beso. Me preguntaba si estaba lista para algo así, si podría manejarlo sin lastimarme. Quería experimentar, pero el miedo al rechazo y a lo desconocido seguía latente.

Finalmente, el taxi llegó a mi casa. Pagué al conductor y bajé, tomando aire profundamente para calmarme antes de entrar. Al abrir la puerta, me sorprendí al ver que mi madre todavía estaba despierta, sentada en el salón con una taza de descafeinado en la mano.

"¡Hola, mamá!" la saludé, tratando de sonar relajada.

Ella me miró con una sonrisa cálida y un poco de curiosidad en sus ojos. "Hola, cariño. ¿Cómo te fue?"

Dejé mis cosas y me senté junto a ella en el sofá, sintiendo que necesitaba hablar con alguien en quien confiara completamente.

"Fue... interesante, por decirlo de alguna manera," comencé, sin saber muy bien por dónde empezar.

"Cuéntame, ¿qué pasó?" me animó, con ese tono maternal que siempre lograba hacerme sentir segura.

Suspiré y empecé a relatarle la noche. "Bueno, conocí a un chico en el bar. Es el camarero y, no sé cómo explicarlo, pero hubo una conexión. Hablamos un rato y...," hice una pausa, sintiendo cómo mis mejillas se sonrojaban al recordar el beso, "me besó."

Mi madre levantó una ceja, interesada. "Vaya, pero eso es genial cariño. ¿Y cómo te sentiste?"

"Ahí está el problema," respondí, sintiéndome un poco frustrada conmigo misma. "Siempre he sido de relaciones serias, de esas que se construyen lentamente. Pero tras lo que pasó con Mars, no quería volver a lo mismo. Quiero probar cosas nuevas, saber qué se siente al tener algo más... casual. Pero a pesar de eso, me siento ansiosa, como si no pudiera manejarlo."

Mi madre asintió, comprendiendo. "Es normal sentirte así, Nova. Has pasado por mucho y es natural que tengas dudas. Pero también es bueno que quieras experimentar y descubrir lo que realmente quieres, eres muy joven. No te presiones demasiado. A veces, las cosas más inesperadas pueden enseñarnos mucho sobre nosotras mismas."

"Lo sé, pero... no sé si estoy preparada para esto." Mi voz temblaba un poco al admitirlo. "No quiero volver a lastimarme."

Ella me tomó la mano, dándome un apretón reconfortante. "Nadie quiere salir herido, cariño. Pero cada experiencia, buena o mala, nos enseña algo. Y tú eres fuerte, más de lo que crees. Si sientes que esto es algo que quieres explorar, hazlo, pero siempre escucha a tu corazón y a tu instinto."

"Gracias, mamá," dije, sintiéndome un poco más tranquila. "Tus palabras siempre logran calmarme."

Sonreí, sintiéndome afortunada de tener una madre tan comprensiva. Seguimos conversando un rato más, hablando de cosas triviales para aliviar la tensión. Finalmente, decidí que era hora de descansar.

"Voy a ir a la cama, ha sido un día largo," dije, levantándome del sofá.

"Descansa, Nova. Mañana será un nuevo día." Me dio un beso en la frente antes de que me dirigiera a mi habitación.

🖤Where stories live. Discover now