Capítulo 12: Pídele un deseo a una estrella

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Cuándo Tom se despertó, Bill ya se había ido.

La cama estaba vacía y había sido hecha. La pijama que Tom le había prestado a Bill estaba doblada cuidadosamente y descansaba en el suelo junto al closet.

Tom se quedó mirando el cuarto vacío sorprendido. El había esperado pasar el día en la compañia de Bill, escuchar algunos CD's en el stereo o mostrarle a Bill el video juego con objetos brillantes y pequeños personajes que Tom había comprado por que pensó que sería algo que a Bill le parecería gracioso.

A Tom jamás se le ocurrió que Bill se iría mientras él dormía. ¿Realmente Bill estaba tan ansioso por volver a aquél horrible edificio dónde vivía? ¿Qué había ahí para él? Un reloj bastante caro que probablemente había sido robado, una colección de cosas que otros habían desechado tirándolas a la basura, una pequeña sudadera con estrellas y un amigo Ilamado Nathan que aún estaba por comprobarse que fuera humano.

Tom frunció el ceño y cerró la puerta de la habitación de huéspedes silenciosamente para dirigirse a la cocina. Tristemente, Bill tampoco estaba ahí, aunque varias cosas que habían estado en la basura, ahora descansaban inocentemente en la mesa. Una cuchara doblada, una flor de porcelana quebrada que había pertenecido a Adel y un hueso de manzana.

– ¿Por qué demonios le gustan tanto los huesos de manzana? – Tom le preguntó al silencio. Lo único que tuvo por respuesta fué mas silencio.

Tomó el hueso de manzana, lanzándolo al aire y cachándolo de nuevo con la palma de su mano. Extrañamente, Tom se negó a tirar esas cosas que él consideraba basura, de vuelta al contenedor. Si ellas significaban algo para Bill, entonces...

Tom suspiró y puso el hueso de manzana junto a la ventana para que se secara, dejó caer la cuchara dentro del lavavajillas y colgó la inútil figura de porcelana de vuelta en la pared.

Cuándo abrió la puerta del patio trasero, con el tazón de comida para gatos en su mano, Tom se sorprendió al encontrarse a Kasimir sentado ahí junto a otros seis gatos, todos mirándolo impacientemente.

– ¿Dónde está Bill? – Tom le preguntó al gato negro. Kasimir lo observo con esos ojos astutos y mientras mas fijamente lo observaba Tom, más le parecía que Kasimil levantaba una ceja de la misma manera que Bill lo hacía cuando creía que Tom estaba siendo particularmente tonto. Tom sacudió su cabeza y puso el tazón en el suelo con la esperanza de distraer al gato. – Cállate.

[...] no

Tom esperó ansiosamente toda la noche, pero Bill nunca llegó.

No pudo obligarse a sí mismo a dejar de esperar, rendirse e irse a la cama. ¿Qué tal si Bill aparecía para hurgar en su basura en el momento en que Tom se diera la vuelta? ¿Qué tal si él llegaba y Tom no se daba cuenta? ¿Qué tal si Bill no tocaba el timbre para alertar a Tom de su presencia y Tom se quedaba dormido y Bill regresaba a su casa en medio de la oscuridad y un auto lo atropellaba y moría sobre el asfalto y Tom nunca se enteraba de eso y él seguía esperando y esperando, pero Bill nunca llegaba por qué Bill se había ido justo como todos los demás en la vida de Tom?

Eso era posible.

Así que Tom esperó y esperó, y finalmente dobló sus brazos sobre el marco de la ventana y se quedó dormido.

Tal vez Bill estaría ahí la siguiente vez que despertara.

[...]

No era justo perder a Bill dos veces así como así. Tom se había encariñado con la rutina y la rutina de Bill era que él iba a ver a Tom todos los días. A Tom le gustaba esa rutina. Estaba acostumbrado y cómodo con ella. Cada noche después del trabajo, él lo esperaba y cada noche después del trabajo, Bill aparecía para revisar su basura. Ese era el trato y a Tom le gustaba.

A través de sus ojos | fic tollWhere stories live. Discover now