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Narrador externo Epic House, Madrid. Día 29 de Diciembre.
Kruffy y Archie descansaban en el sofá del salón como cualquier otra tarde de aquella última semana. Habían terminado de grabar un par de campañas ayudándose el uno al otro y les apetecía relajarse, al menos hasta que la visita que esperaban llamase a la puerta.
Las calles de Madrid estaban frías a escasos días de que el año terminase, lo que provocó que Archie se levantase para poder subir un poco el termostato y entrar más en calor.
Durante los últimos días, ambos habían intercambiado un par de mensajes con la chica que sus amigos habían conocido durante la vuelta al mundo, a la que ellos se incorporarían al día siguiente.
Teniendo en cuenta lo que habían hablado con los amigos con los que convivían, lo más seguro es que fueran a coincidir en alguno de los países si esta volvía y prefirieron que sería mucho mejor si se conocían antes de ello.
A Olivia también le pareció buena idea, además de que las insistencias de Bea habían influido un poco. Aquella situación le había recordado bastante a lo ocurrido en Bali, cuando Bea la empujó a hablar con Paconi; por lo que a modo de agradecimiento les sugirió a los chicos que ella asistiera también.
Al bajarse del Uber que habían pedido algo más lejos del centro, contemplaron la casa ante sus ojos. Las luces del jardín estaban encendidas, pues ya había oscurecido y dejaban ver una fachada de aspecto moderno y a decir verdad, algo costoso.
-¿Llamamos al telefonillo?- preguntó Beatriz, algo nerviosa.
El frío comenzaba a golpear demasiado fuerte sobre los rostros descubiertos de ambas, por lo que no tardaron mucho en actuar y pulsaron el pequeño botón del telefonillo. A los pocos segundos se escuchó una voz.
-Eh si, somos nosotras- dijo Olivia y negó con la cabeza rápidamente al darse cuenta de que quizás no era tan evidente y menos tratándose de una casa a la que supuso que acudirían fans prácticamente a diario- Olivia y Beatriz- rectificó y su amiga soltó una risa floja.
Olivia golpeó de forma leve el brazo de su amiga para que guardase la compostura. Como siempre decía, la buena impresión es lo más importante.
Se escuchó una puerta y Bea se puso algo de puntillas para tratar de ver sobre la que daba al exterior, pero su altura no se lo permitía. Por fin, esta se abrió, dejando ver a los dos chicos vestidos en ropa cómoda pero no informal y con el pelo algo húmedo.
-Hola, encantado- habló primero Kruffy, que fue acercándose a ambas para darles dos besos, a modo de saludo. Archie imitó su acción.
