𝑰𝒏𝒄𝒆𝒏𝒅𝒊𝒖𝒎 𝑰𝒈𝒏𝒊𝒔 ¹ || 𝙻𝚢𝚍𝚒𝚊 𝙼𝚊𝚛𝚝𝚒𝚗 ||

Cinco²

《╼ Tensión en el aire. 》

AL ENCONTRAR A DEREK, DANIELLE por fin pudo retirarse de la casa de ellos, dejándolo en su pequeño momento familiar. Al regresar a su casa, su madre la esperaba con un cálido abrazo, tardandose en soltar a su pequeña, había desarrollado un gran preocupación por su hija después de lo que había pasado.

━ Llegas tarde ━. Le recriminó Abigail, acariciando la mejilla de Danielle, que sonrió dulcemente.

━ Lo siento, me distraje un poco ━. Comentó la Ignis sin borrar la sonrisa, pensando en cierta Hale que no quería dejarla ir.

Abigail observó cómo las mejillas de su hija de pintaban de un rojo opaco, por lo que sonrió juguetona. Al parecer su hija estaba desarrollando algo con aquella chica que apenas la vio una vez, pero estaban bastante juntas.

━ Entonces, ¿has decidido si ya vas a ir a clases? ━. Will hizo acto de presencia, besando la cabeza de su hija.

Danielle lo había pensando seriamente después de todo el revuelo que pasó con Derek y enterándose por Stiles de todo lo que habían pasado en aquel motel. Con todo había decidido ir devuelta a la escuela, después de todo ya podía caminar bien y no necesitaba ya la silla de ruedas, para alivio de ella, así que su decisión ya estaba tomado. Aunque aún se le acomplejada que se viera tan demacrada, sus mejillas seguían si volver a lo que eran, sus ojeras continuaban siendo oscuras y además que su físico no era el mejor, una inseguridad la había atormentado cada vez que se veía en el espejo.

━ Sí, voy a ir, ya estoy bien, no veo por qué no ir ━. Respondió la chica, sonriendo e intentando no sobre pensar demás en las cosas, lo último que necesitaba es tener otro momento depresivo.

Decaer no estaba en vocabulario, ella no mostraría lo que le sucedía o pensaba, menos dejarse vencer por cosas así, por pensamientos que no tenían nada que ver en el momento o eso quería decir y pensar, pero podía sentir el nudo en la garganta que tenía en ese momento. Con una sonrisa, se alejó de sus padres para subir a su habitación, una vez cerró la puerta, se deslizó en esta hasta terminar de rodillas en el suelo.

Sabía que no era real, sabía que no estaba en ese lugar, pero su mente la llevaba de vuelta a cuando estaba en la bóveda, podía ver las herramientas y la agujas a su alrededor siendo usadas en ella. Lograba sentir el dolor que recorría su cuerpo con cada inyección, su mente no paraba de volver a esos momento, por lo que ella ahogo un sollozo, tapando sus oídos y repitiéndose a si misma que ya no estaba en ese lugar, que había escapado y logrado sobrevivir. Pronto su respiración comenzó a fallar, se tapó la cara en un intento de calmar su llanto silencioso, eso no estaba pasando, no era real, NO podía ser real.

Sus garras salieron y las enterró en sus manos, logrando despertar de lo que sea que le estaba pasando. Tomó un respiro profundo, mareandose por la sangre que corría por las palmas de sus manos, al no soportarlo, fue corriendo al retrete a regresar lo poco que había comido aquel día. Al terminar, quedó sentada mirando a la nada, solo podía notar como sus manos temblaban, no sabía si era por el miedo, el dolor o la ansiedad, tal vez sea por las tres.