Caminabas de la mano junto a tu esposo, él cuál se tomó un día de su trabajo para poder pasarlo contigo. Además, te compro ese abrigo que tanto querías. Al ser profesor no tenía mucho tiempo libre, ya que acepto enseñar en una universidad y las horas eran más, llegando hasta muy tarde.
Pero a pesar de que no estuvieran todo el tiempo juntos, siempre te llamaba y te traía postres o flores, cómo compensación por su demora en el trabajo.
──ya llegué── tus ojos se abrieron al oír su voz cansada, saliste de la habitación para ir y recibirlo. ──¿Aún sigues despierta? Deberías irte a dormir.
──no te preocupes, además quería esperar te así cenaramos── una pequeña sonrisa se dibujo debajo de su cubrebocas y asintio.
──bien, yo tomaré una ducha, vuelvo enseguida── subió y te apuras te para preparar la mesa y tener listo para servir la cena.
[...]
Estaba demorando mucho, al ver que ya prácticamente era pasada la media noche, subiste a ver porque tardaba tanto.
──¿Iguro?── al llegar a la habitación, lo viste tumbado en la cama, completamente dormido. Sonreíste y caminaste hacia el para cubrirlo con una sábana, dejando un suave beso en su mejilla.
Regresaste a la cocina para limpiar todo, ganas de comer no tenías, sobre todo porque comerías sola, aún que estuvieras acostumbrada. Pero sabías que era su culpa.
Gracias al esfuerzo, podían tener su casa propia, su auto, aún que no lo usarán tan seguido. Al igual que tener una buena estabilidad económica, gracias al trabajo de ambos, aún que el ganará mucho más. Estabas satisfecha con todo lo que tenías, sobre todo, porque el era un exelente esposo.
Tan sincero, amable y paciente, al igual que alguien que si piensa en tener una familia. Recibiste un mensaje, al verlo, era un mensaje de una vieja amiga de la universidad, invitando te a ti y a Iguro a una fiesta.
Aún no le confirmas te si asistirían, por el trabajo de Iguro. Así que le dirías mañana si irían o no.
[...]
──buenos días cariño── saludaste con la misma energía de siempre ──¿Cómo amaneciste?── besaste su mejilla y él te devolvió el beso.
──estoy bien, ¿Porque no me levantaste antes?── pregunto, tomando lugar en su silla mientras que tú le serbias el café.
──bueno, llegaste tarde y quería dejarte dormir── casi escupió su café.
──¿Cenaste sola?── negaste y el soltó un suspiro para llevar su mano a su cabeza. ──Pensé que habíamos cenado juntos, disculpa.
──no te disculpes, está todo bien── pasaste tú mano por sus hombros ──no me quejo, llegaste muy cansado. Merecías dormir bien, y no importa cenar sola── tomaste su mentón y hiciste que te mirara.
