014

166 36 17
                                    

1/ 2





1/ 2

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.





Jay movía constantemente su pie mientras su cuerpo descansaba sobre el sofá de la sala, en la casa Yang. Llevaba tal vez unos quince minutos esperando que Jungwon diera señales de vida, o en otras palabras, que saliera de su habitación.

Incluso Maeumi se había cansado de jugar y ahora dormía de manera pacífica sobre su cama.

Ese día, ambos tenían una cita de trabajo, donde el castaño le tomaría variedad de fotografías en el centro y calles nocturnas, donde retrataría su nuevo cover. Era tarde, el sol no tardaría mucho en ocultarse, pero, ambos tendrían que ir caminando al menos hasta la primer parada del autobús, que, quedaba a más de treinta minutos.

El timbre sonó, obligando a Park a mirar a la puerta, seguido, a las escaleras, como implorando por el menor.

Volvió a sonar.

No había respuesta de Jungwon, al menos no en persona, solo, se pudo escuchar el grito del castaño, desde el segundo piso, pidiendo o rogando prácticamente al rubio, que abriese la puerta. Renegó un poco, más que nada por la comodidad que estaba teniendo en el sofá; se levanto a pasos lentos, hasta tocar la perilla de aquella puerta.

Lo primero que encontró fue una cara desconocida, pero, que al mismo tiempo, le resultaba familiar. Una linda dama de cabello negro y largo, semi ondulado, piel pálida, y ojos gatunos.

— Hola — Esbozo la mujer de manera tímida. — ¿esta. . .no es la casa de la Familia Yang?

— Lo es — Respondió Jay de manera baja — ¿quien los busca?

— Oh. . .yo solo, ¿esta Johnny?

— ¿Quien?

— Johnny. . .— Su voz seguía siendo suave y tímida, parecía un poco mayor, pero eso, no evitaba que fuera hermosa.

Jay pareció pensarlo un poco, no conocía a nadie con ese nombre, bueno, Jungwon no había mencionado a alguien así.

Y hablando del rey de Roma:

— ¿Quien era Jay? — la dulce voz del castaño sonó desde las escaleras, donde venía bajando a pasos rápidos, mientras su cámara colgaba de su cuello.

— Jungwonie, una mujer busca a alguien, ¿puedes venir? — El rubio habló desde le umbral de la puerta, mirando esta vez, al menor.

Aquella pelinegra lo miraba de manera curiosa al rubio, le parecía un chico atractivo, aunque un poco. . .rebelde, si así podía describirlo.

— ¿si? — El castaño cuestiono una vez llegó a la puerta, su voz fue suave y linda.

— ¿Jungwon?, ¿t-tu eres Jungwon? — Ambos miraron desconcertados a la mujer, quien, aun desconocían su identidad, aquella que parecía estar a punto de llorar mientras extendía su mano tratando de tocar al fotógrafo, quien fue, inmediatamente protegido por Jay, escondiéndolo detrás de él.

Los versos de un tonto guitarrista - Jaywon -Where stories live. Discover now