Epílogo

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Me miraba en el espejo una y otra vez. Paseaba delante de él de forma natural para ver como estaba. Sin duda el vestido me hacía una gran figura, yo creo que fue la única vez en la que en verdad me sentí la mujer más hermosa del mundo.

Oí la puerta abrirse y me di la vuelta. Pam entró vestida con un vestido azul oscuro ajustado con la espalda descubierta y el pelo recogido.

-¿Cómo estás? ¿Nerviosa?- me preguntó.

-Voy a echar espumarajos por la boca. Y encima este vestido me está dejando sin respiración- me senté en una de las sillas de la sala iperventilando.

-Tranquila, los nervios de antes son muy normales- asentí, claro que sí, es lo más normal del mundo- Oye Claudia... si vas a hacer una "novia a la fuga" será mejor que lo hagas ahora.

Asesiné con la mirada a Pam, ese comentario se sintió como un ataque hacia mi persona.

-No voy a fugarme. Quiero a Max y me voy a casar con él.

-De acuerdo, de acuerdo. Entonces subamos a la limusina ya.

Volví a asentir con la cabeza a la vez que me levantaba y las dos salimos por la puerta. Para bajar las escaleras tuvimos que cogerme toda la cola del vestido para que no me matase.

-¿Ya está?

-Espera que no veo los escalones- le dije parándome y moviendo toda la tela a un lado.

La limusina se encontraba aparcada en plena puerta y nada más subirnos pusimos rumbo a la iglesia.

-¿Qué hora es?- le pregunté a Pam intentado que el tembleque de mis piernas no fuese tan notorio.

-Las doce menos cuarto, llevas un retraso perfecto de un cuarto de hora para ser la novia- me respondió.

-Bien. Hoy quiero que salga todo perfecto.

-Pues deja de temblar, pareces un flan blanco.

*-*-*-*-*-*-*

Me coloqué delante de las grandes puertas de la iglesia sujetando con las dos manos un pequeño ramo de rosas. Pam me colocó la cola del vestido y tras desearme suerte se adelantó ya que ella tendría que ir antes con los dos peques hacia el altar. Marcos llevaba los anillos y Nayara era la niña de las flores.

Y una vez sola ya no supe que pensar. No entendía como esto podía ponerme tan nerviosa, ¿Iba a camiar mi vida en algo? Seguiría estando junto a Max y mi bebé.

Las dos puertas se abrieron y la música inundó mis oídos. Empecé a caminar hasta el altar al ritmo de ella.

Centré mi vista en aquel apuesto hombre que me esperaba al final del pasillo. Max estaba guapísimo con esmoquin, tenía que obligarle a ponerselo más a menudo. Él me sonrió y yo le senreí de vuelta.

Iba a casarme maldita sea.

Cuando llegué giré para encontrarme con Max cara a cara. El cura empezó a hablar pero no podía escucharle de los nervios. De repente sentí como algo ardiendo agarraba mi mano, Max me la había cogido. Al sentir su piel con la mía los nervios se fueron de mi cuerpo y lo único que podía ver era a nosotros y a nuestro futuro juntos.

-... ya que el amor es una de las cosas más preciosas que existen, el amor es lo que une a una pareja, lo que nos guía hacia aquella persona con la que queremos pasar el resto de nuestros días [...] Max, ¿Quieres a Claudia en lo malo y en lo bueno, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte os separe?

-Sí quiero- contestó él sin pensarlo ni un segundo.

-Claudia ¿Quieres a Max en lo malo y en lo bueno, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte os separe?

Vecinos con derechos Where stories live. Discover now