Ellos dicen que el camino se pone difícil y te pierdes cuando te guías por la fe ciega.
Pero mi religión está en tus labios incluso si es un dios falso todavía lo adoraría y nos saldremos con la nuestra
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2022
Estaba en el comedor del hotel desayunando un pan tostado; dos semanas era lo que llevaba en España, dos semanas en las que me había logrado adaptarme a todo con facilidad, dos semanas en donde logré hacer nuevos amigos.
Durante estas dos semanas, Santi y yo nos habíamos hecho muy buenos amigos. Nos entendíamos bien, y él siempre encontraba la manera de hacerme reír. Con Juani y Blas también había desarrollado una buena amistad, me encantaba pasar tiempo con ellos y sus ocurrencias. Con Pipe, por otro lado, mis interacciones eran más normales; simplemente nos habíamos hecho más amigos con el paso del tiempo.
—¡Isa, buen día! —Era Santi, con su habitual sonrisa.
—¡Buen día, Santi! —respondí, devolviendo la sonrisa—. ¿Qué hacen hoy?— era Sábado lo que significa que no irían a grabar hoy.
Dio un trago a su café y levantó los hombros en señal de que no sabía
—No se, los demás no han dicho nada. ¿Y tu? ¿Tenes pensado hacer algo?
—Tengo una videollamada con mi mamá en un rato.
Después de nuestra larga sesión de chisme y de terminar mi desayuno, me dirigí a mi habitación para hablar con mi mamá. Al encender la computadora, la familiar cara de mi mamá apareció en la pantalla.
—¡Hola, cariño! —saludó, con su voz llena de cariño—. ¿Cómo has estado?
—Hola, mamá. He estado bien. Extrañándote, claro.
—Yo también te extraño mucho, Isabella. Pero me alegra ver que estás bien. ¿Qué tal tu papá?
Le conté sobre las experiencias que había tenido, los amigos que había hecho y cómo me estaba integrando. Mamá escuchaba con atención, asintiendo y sonriendo.
—Me alegra saber que estás haciendo nuevos amigos —dijo—. Sé que fue difícil para ti todo lo que pasó, pero estoy segura de que esta experiencia te ayudará a sanar y crecer.
—Gracias ma. Te amo— le dije y le sonreí
—yo más hija, hablamos luego adiós, me saludas a tu papá.
—bye ma te quiero — le mande muchos besos y ella sonrió soltando una pequeña risa y terminamos la llamada.
......
Estaba acostada viendo la bella durmiente mientras buscaba algunas propuestas de trabajo, escuché un golpe en la puerta de mi habitación. Me levanté y, al abrir, me encontré con Santi, Juani, Blas, Pipe y Fran, todos con sonrisas en sus rostros.
