𝐕𝐈𝐈𝐈. Can we talk?

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Capituló ocho | Podemos hablar?
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HEATHER RHODES
11:35 a.m.

Era algo temprano, pero no tenía clases por ahora, me encontraba sentada en las gradas del patio de la preparatoria, un lugar tranquilo y n el que solía ir par ordenar mis pensamientos y, en esta ocasión, unos papeles importantes de la universidad. Era un momento crucial de el año escolar, con exámenes finales y proyectos que debían entregarse pronto.
Tenía una carpeta llena de apuntes y formularios que necesitaban ser revisados y organizados.

El sol de la mañana brillaba en el cielo, iluminando el lugar con una luz vibrante y cálida. El murmullo de otros estudiantes disfrutando de su descanso se mezclaba con el chirriar de los pájaros en los árboles cercanos. Era un ambiente sereno que me ayudaba a concentrarme.

Extendí los papeles sobre el asiento a mi lado, agrupándolos en pilas según su importancia. El viento suave movía las hojas, obligándome a sostenerlas con una mano mientras escribía algunas notas rápidas con la otra. Al repasar los documentos, mi mente no podía evitar divagar hacia Lynn y nuestra conversación de la semana pasada.
Pero realmente en este momento estaba completamente preocupada por la universidad y esos papeles que entregar. Me gustaba organizarme sola, toda mi familia siempre ha dicho que soy muy dependiente, aunque de igual forma pienso que realmente lo soy.

Una hoja se deslizó de mi carpeta, llevada por el viento, y tuve que levantarme para atraparla antes de que se alejara demasiado. Al volver a mi asiento, vi a Luna acercándose por el rabillo del ojo. Parecía haber terminado sus propias tareas y se dirigía hacia mí con una sonrisa.

—Hola, Heather —saludó, sentándose a mi lado. Miró los papeles esparcidos a mi alrededor—. ¿Preparándote para los exámenes?

—Sí, intentando poner todo en orden —respondí, juntando algunos documentos—. ¿Tú cómo vas con tus estudios?

Luna suspiró, apoyando la cabeza en una mano.

—Bien, supongo. La verdad es que no dejo de pensar en Lynn. Sigue actuando raro.

Asentí, empatizando con su preocupación.

Yo había intentado hablar con Lynn la semana pasada y, no pude hacer mucho, por lo que decidí acudir a su hermana Luna.

—Lo sé. Hablé con ella la semana pasada, pero no quiso decirme mucho. Solo que estaba lidiando con varias cosas a la vez.

Luna frunció el ceño, mirando al suelo.

—Eso suena a Lynn. Siempre intenta manejar todo por su cuenta.

—Sí —dije, guardando algunos papeles en la carpeta—. Pero al menos dijo que si necesitaba algo lo hablaría. Eso es un buen comienzo.

Pasamos unos minutos en silencio, escuchando el murmullo del patio. A veces, no era necesario decir mucho; simplemente estar ahí era suficiente.

—¿Sabes qué me preocupa? —dijo Luna finalmente, rompiendo el silencio.

—¿Qué? —pregunté, girándome hacia ella.

—Que lo que sea que esté molestando a Lynn sea algo que no puede resolver sola. Y si no quiere compartirlo, me temo que podría empeorar.

𝐀𝐬 𝐢𝐭 𝐰𝐚𝐬;Lynn loud jrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora