Cap. 2: El Observador

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Desde que yo recuerdo mi Mamita siempre observaba y callaba y las pocas veces que hablaba, era para decir algún comentario sarcástico que nos causaba gracia, alguna picardía que se le ocurría en el momento, o para contarnos algún chiste o alguna anécdota de cuando ella era joven.

Yo como era solo un niño al inicio no entendía muchas de las cosas que decía, pero eso no quiere decir que yo nunca le haya puesto atención, mientras más me contaba más me interesaba y conforme fui creciendo fui entendiendo cada vez más y más el porque ella se mantenía callada la mayoría del tiempo.

Un día que llegue a poner música para cantarle me dice lo siguiente:
-perejil comí, perejil sane, ahora a quien desperelijare-
Esas frase es salgo que nunca olvidaré y también es salgo que me tiene en duda hasta hoy en día, en ese momento le pregunté el significado de la frase y lo único que hizo fue subir sus hombros y mover la cabeza y los ojos hacia otro lado dando a entender que ella tampoco lo sabía, como dije, hasta hoy en día sigo con la duda, ¿que significará esa frase?

Cuando me puse a pensar sobre la frase, me quede en silencio y fue tanto ese silencio, que empecé a ver las cosas que ella veía, observé a la gente hablando, a mis tíos, mis padres, mis abuelos, mis hermanas y todos estaban hablando sobre temas distintos, hasta que llegaba un punto en dónde los temas se conectaban unos con los otros y en ese punto es cuando hablaba mi Mamita, entendí que ella observaba en su alrededor y no hablaba porque a ella le gustaba observar como es que los demás interactuamos entre nosotros, le agradaba tener algo de que hablar o a alguien con quién pasar el rato, pero cada que llegábamos nos enfocábamos tanto en nuestros temas, que inconscientemente la dejábamos observando ya que ella no entendía el desorden de charlas que habían en un solo momento.

Que los políticos de un lado, que las películas del otro, que la música, que la bebida, que esto y que lo aquello. Yo me imagino que después de un tiempo ella se acostumbro y aprendió a escucharlos a todos a las vez o quizá se mantenía escuchando una plática a la vez.

Todo esto ella no anotaba en una libreta que mantenía cómo diario y ahí anotaba lo que hacía durante el día.
Una tarde ella me pidió que anotara por ella en su libreta, me dio un lápiz, su libreta y me dijo:
-búscate una página en blanco-
Al pasar página por página frente a ella, me fue contando todo lo que hizo en tal día y ella misma me iba contando todo lo que anotaba para que viera como era su día a día.

Cuando llegue a la página en blanco ella me dijo lo que tenía que escribir y yo lo escribí todo tal cual lo dijo ella, ese día no entendí el porque me fue explicando su día a día, pero ahora que me pongo a recordarlo me doy cuenta que lo que ella quería en realidad era a alguien que la escuchará y que no solo le hablara sobre temas al azar.

Memorias de un Tatara Nieto Where stories live. Discover now