Otra leyenda para contar

1 2 0
                                    

El color negro ha sido históricamente asociado con la oscuridad, el miedo y lo desconocido. En un pais aislado pero encantador, esta asociación tiene una raíz especialmente siniestra. Se cuenta que, en tiempos inmemoriales, cada calle y rincón del país rebosaba de color. Sin embargo, de repente, y sin explicación alguna, esos colores comenzaron a desvanecerse, como si fueran agua escurridiza entre los dedos. Los habitantes, desconcertados y asustados por tal inusual fenómeno, se sumieron en el caos.

La noticia de este desconcertante suceso llegó a oídos del general que gobernaba aquellas tierras misteriosas. Decidido a descubrir la causa de la angustia de su pueblo, el general se dirigió al lugar de los hechos. Al llegar, una sensación de vacío invadió su ser. Su rostro palideció como el de un enfermo grave, y sus manos temblaban incontrolablemente. Frente a él se alzaba una figura amorfa, un arte monstruoso e incomprensible. De lo que parecía ser su boca, sobresalían grotescas protuberancias similares a colmillos. Sus ojos, descritos por el general como esferas huecas, eran fosas sin fondo que parecían dominar la voluntad de quien los mirara.

El cielo estaba cubierto por un manto gris, y el lugar estaba sumido en gritos de terror, sollozos interminables, llantos y el tintineo de la lluvia mezclada con la sangre que el monstruo derramaba. La figura, envuelta en tonos negros, presentaba una visión tan aterradora que la mente del general se vio al borde de la locura. En lugar de quedarse y enfrentarse a ese horror, decidió huir. Sin embargo, antes de marcharse, escuchó el grito ahogado de un niño pidiendo ayuda antes de ser destripado, un grito que quedó grabado en su memoria.

Con el paso de los meses, el general, incapaz de sacudirse las pesadillas que lo acosaban, decidió regresar al pueblo. Al llegar, encontró una espesa niebla negra cubriendo el lugar. Dentro de esa niebla, el pueblo se veía sumido en una profunda oscuridad. Los cadáveres de los habitantes se descomponían de manera extraña, en un negro profundo, y las viviendas, antes vibrantes de color, ahora solo presentaban tonos grises. En ese momento, el general comprendió que el negro traía consigo una maldición. Justo antes de marcharse, el viento le llevó un susurro ronco: "Cuídate, querido, quién sabe cuál será el próximo pueblo."

La leyenda de este pueblo maldito se difundió rápidamente por todo el país. A pesar de ello, muchos se mostraban escépticos y se negaban a creer en tales relatos. Y ahora, yo te pregunto, ¿y tú?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Susurros del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora