𝗦𝗜𝗫

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―Lombroso consideraba el delito como un ente natural, "un fenómeno necesario, como el nacimiento, la muerte, la concepción", determinado por causas biológicas de naturaleza sobre todo hereditaria.

―¿Qué diferencias existen entre las teorías de Lombroso, Ferri y Garófalo?― le preguntó Susy a la castaña a la vez que veía el ordenador.

―Entre las pretendidas causas del comportamiento delictivo, Cesare Lombroso privilegiaba diversos factores de carácter biológico y de naturaleza sobre todo hereditaria, Garófalo acentuaba el papel de los factores psicológicos, y Enrico Ferri la influencia de los factores sociológicos― hizo una pausa seguidamente de estirar su cuerpo― Estoy muerta, lo juro. Me pregunto en este momento sí el derecho penal es lo mío.

―El padre de la criminología dice que continúes― mencionó la pelinegra con un tono burlón― Estudiar las teorías de Lombroso, Garófalo y Ferri es simple― detuvo el tecleado de sus dedos― Y dicen que Murphy es un obsesionado con los aportes de esos hombres, así que debes esforzarte mucho más, tomando en cuenta el doctorado en Ciencias Forenses y Criminalística que tiene ese hombre.

Cassia bufó ante las palabras de la joven― Sí, me daré de baja.

―Déjate de tonterías, Cassia.

La mencionada le echó un vistazo a la hora de su celular, era viernes lo que indicaba que le tocaban sus tutorías con Murphy.

―Debo irme― avisó tomando su ordenador seguidamente de los útiles que utilizaría, al guardar todo recargó su bolso sobre su hombro.

―¿A dónde?― preguntó Susy.

―Debo estudiar.

Aquello había sido el final de la conversación.

⚖️

El lugar dónde se darían las tutorías no había sido discutido y la mujer no tenía el número de Cillian, sin otra opción― y suponiendo lo obvio― se dirigió al departamento que dirigía el ojiazul.

Luego de pasar escalones y pasillos Estopier estaba delante de la puerta del despacho de Murphy, tocó un par de veces y esperó, pero, nada. Minutos después cayó en cuenta que aquel día las tutorías las daba por perdidas.

―Tomaré el fin de semana libre, tengo pendientes fuera de aquí― aclaró el criminólogo que al notar a la mujer plantada delante de su despacho levantó ligeramente ambas cejas casi como sí fuese una sorpresa.

Cassia con timidez sonrió―Murphy―mencionó como un saludo.

―Señorita Estopier, es usted una persona muy puntual―reconoció abriendo la puerta y dándole espacio a la mujer para que pasara―Es evidente que no se discutió el lugar de trabajo, pero, acá es agradable―murmuró lo último dudoso.

La castaña conocía el despacho, los alrededores no eran desconocidos así que, sin esperar invitación alguna tomó asiento en una de las sillas que se mantenían delante del escritorio del hombre, seguidamente sacó su ordenador.

Murphy al cerrar la puerta se dirigió a su respectivo lugar, una noche antes se había encargado de buscar libros que le servirían a la mujer―Y bien, ¿Cuál es tu materia menos favorita?

Cassia sopesó aquella pregunta―En definitiva tengo algunas complicaciones con Medicina Legal y Derecho Civil II―hizo una pausa para encender el ordenador―Debo admitir que las notas no son para presumir.

El ojiazul sonrió ante las palabras ajenas―Medicina Legal es compleja.

―Su complejidad aún no entra en mí―bromeó.

―Y por ello estamos aquí.

―Supongo que sí.

―¿Supones, Cassia? ¿Por qué más podrías estar aquí?―preguntó con suma curiosidad.

Estopier se ruborizó ante respuestas precipitadas que sería incapaz de decir en voz alta, pensó que convivir con aquel hombre sería tortuoso para su cordura―Para aprender de usted―murmuró.

Cillian levantó una ceja ante el estado de la mujer―Comencemos, señorita Estopier.

⚖️

Las horas habían provocado una tensión en la espalda baja de Cassia, causando que al estirarse se quejara de ello, la luz del ordenador comenzaba a agotarle la vista y aquello no pasó desapercibido por el hombre.

―¿Está todo bien?―preguntó cerrando el libro.

La mujer asintió deshaciéndose de sus lentes―Sí, solo que he llegado a mí límite―sonrió.

―Comprendo, el Derecho es una carrera que amerita de leer mucho y entender, no memorizar.

―¿No memorizar?

―Ese es el punto de todo esto―explicó con gracia.

―Lo tendré en cuenta―finalizó tomando su celular, al ver la hora suspiró, el tiempo había pasado con rapidez―Muchas gracias por el tiempo que me ha cedido, Murphy―se levantó recogiendo sus pertenencias.

Ante aquella acción Cillian se levantó de inmediato―¿Ya te irás?―preguntó preocupado.

Cassia solo se limitó a asentir.

―Puedo llevarte―mencionó casi sin pensarlo.

―Oh, no es necesario, ya con lo de hoy es demasiado―dijo apenada.

―No es nada, Cassia. Vamos.

⚖️

D

urante el camino ninguno se atrevió a hablar, la castaña pensaba que la elección de ello era la mejor, en un espacio tan cerrado como era la camioneta del hombre sería incapaz de ser coherente.

El perfume del ojiazul era embriagador, la necesidad de acercarse para permitirse olerlo de mejor manera era una insistencia en su interior.

―Es acá, ¿No?―preguntó Murphy antes de estacionarse.

―Sí, justo acá―respondió Estopier con timidez, comenzaba a ser algo impropio de ella, pero, era Murphy, ¿Cómo actuar con normalidad?

El silencio fue el único protagonista, por un momento las miradas se conectaron y los nervios invadieron a la pobre mujer.

El lugar no era el correcto, y la persona delante suyo mucho menos lo era, Murphy era nada más y nada menos que su mayor y su profesor.

―Hasta luego, Cassia―pronunció Cillian con una voz suave.

―Hasta luego, Cillian―respondió.

Se habían despedido, ¿Por qué aún no bajaba de la camioneta?

Y, por la cabeza de Estopier pasó la peor idea del mundo.

Pero, era demasiado tarde para razonar, había plantado un beso en los labios del hombre, un beso descarado y sin pudor.

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⏰ Last updated: Jun 14 ⏰

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𝗦𝗜𝗟𝗘𝗡𝗖𝗘 › 𝘊𝘪𝘭𝘭𝘪𝘢𝘯 𝘔𝘶𝘳𝘱𝘩𝘺Where stories live. Discover now