Chapter 34 Maratón 1/3

72 8 0
                                    

TE AMO

Ameera:

En la semana de exámenes finales siempre me consume el estrés y la presión. Necesito ser la mejor, no hay lugar para errores si quiero el premio. Pero estoy más emocionada por el siguiente año, porque Eyva regresará a la Academia. Mis pensamientos, aunque nerviosos, ya han repasado cada detalle para el examen de mañana, el último exámen. Pero ahora, cerca de la medianoche, me siento inquieta. Un solo nombre me viene a la mente: Finnick. Él es la única persona en esta casa que tampoco puede dormir.

Salí de mi habitación y me dirigí al final del pasillo. La puerta de su habitación estaba entreabierta, dejando escapar un leve resplandor. Toqué suavemente, y la respuesta llegó en forma de un susurro.

— Amor... — empujé la puerta y entré. Finnick estaba de pie junto a su escritorio, con pantalones de pijama y esos ojos verdes que siempre parecían ver a través de mi alma. Sus labios formaron una suave sonrisa mientras me acercaba, sus labios presionando los míos con una mezcla de ternura y deseo.

— ¿Qué haces despierta a esta hora? — susurró contra mis labios, su aliento tibio en mi piel.

— No puedo dormir. Estoy nerviosa por el examen — admití en un murmullo. — ¿Me ayudas a estudiar?

Él asintió, una chispa de diversión y ternura brillando en sus ojos.

— Claro, amor. — Su voz tenía esa calidez tranquilizadora que siempre lograba calmarme.

Nos sentamos en su cama, mis libros y apuntes esparcidos a nuestro alrededor. Llevaba puesto solo un conjunto ligero de pijama, una camiseta suelta y pantalones cortos, la tela fina acariciando mi piel sin nada más debajo. Sentía la mirada de Finnick arder sobre mí, sus ojos verdes capturando cada detalle, cada curva. Sin previo aviso, me atrajo hacia él, sus brazos rodeándome y sus dedos enredándose en mi cabello, tirando suavemente para exponer mi cuello.

—Estás hermosa esta noche —murmuró, su voz ronca y baja, cargada de un deseo que me hizo estremecer.

Empezó a repartir besos por mi cuello y sentí sus manos deslizándose por mi espalda, levantando la camiseta con un movimiento lento, sus dedos acariciando mi piel desnuda. Su toque era firme, dominante, y me despojó de la prenda en un solo movimiento, dejándola caer al suelo sin importar dónde aterrizara. Sus labios se movieron en sincronía con sus manos, dejando un rastro de besos desde mi cuello hasta mi vientre, cada contacto enviando ondas de calor a mi interior.

—Finnick... — jadeé

Él respondió con un gruñido bajo, su mirada oscureciéndose por el deseo. Sin darme tiempo a reaccionar, me levantó ligeramente, sus dedos deslizándose bajo la cinturilla de mis shorts. Con un tirón rápido, los deslizó por mis piernas, despojándome del resto de mi ropa. Me encontraba completamente expuesta bajo su mirada hambrienta, su respiración pesada igualando la mía.

—No sabes cuánto me fascinas, Ameera —murmuró, su voz un ronco susurro mientras sus labios descendían de nuevo, su boca capturando un pezón en una succión que me hizo gemir de placer. Sentí su lengua jugar con mi piel, succionando y mordisqueando con una intensidad que me dejaba sin aliento.

Sus manos recorrieron mi piel con una firmeza posesiva, sus dedos dibujando círculos deliberados sobre mi piel antes de bajar hacia mis caderas.

Me guió hasta que mi espalda se apoyó en las almohadas. Sus labios y su lengua trazaron un camino por mi cuerpo, bajando hasta mi vientre antes de moverse hacia mis muslos. Sentí su aliento caliente contra mi piel, enviando un escalofrío de anticipación por mi columna.

Con una mirada posesiva, separó mis muslos. Su lengua trazó un camino ardiente hacia mi centro, y solté un gemido ahogado cuando su boca me cubrió, explorando con una precisión que me hizo temblar. Cada lamida, cada succión me hacía perder la cordura, su lengua moviéndose en círculos lentos antes de acelerar, provocando oleadas de calor que resonaban en cada rincón de mi ser.

Panems QueenWhere stories live. Discover now