Ella es la hermana menor de su prometida.
El es el hombre que siempre a amado.
Los Jeon libro 1
Jung Kook
ii Advertencia !!
Esta historia está basada en la gran novela en inglés de Catharina Maura "The Wrong bride" con todo respeto a la autora y a l...
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Suspiro mientras entro a nuestro gimnasio en casa por la mañana, exhausta y molesta. Algo sobre esa conversación con Lisa no me sentó bien, y ha arruinado mi estado de ánimo desde entonces.
―¿Cupcake?
Levanto la vista sorprendida cuando Jung Kook coloca el peso que sostenía en el suelo. Me sonríe y camina hacia mí, con expresión escrutadora.
―Buenos días ―dice mientras levanta la mano, y con un toque tierno pasa el dorso de su mano por mi rostro.
Me alejo un poco de él, de repente sintiéndome culpable. Mi conversación con Lisa está tan profundamente arraigada en mis pensamientos que no puedo dejarla atrás.
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―Buenos días.
Me alejo un paso y me acerco a mi colchoneta de yoga, trabajando sin pensar en mi rutina de estiramiento. Estuve tan inquieta toda la noche que me desperté con todo tipo de dolores.
Inhalo profundamente mientras hago mi mejor esfuerzo para luchar contra la resignación que siento. Jung Kook no se enfadará con Lisa para siempre, nunca lo hace. A lo largo de los años, siempre la ha perdonado sin importar lo que haya hecho. Eventualmente la perdonará por dejarlo en el altar también, y no quiero dar testimonio de eso. No quiero ser un daño colateral en su historia.
Me acuesto y levanto la pierna, tratando de estirar los músculos. Estaba tan feliz por el progreso de mi relación con Jung Kook , pero una sola conversación con Lisa me hizo sentir culpable por cada segundo que disfruté con él. Ella nunca me perdonará si se entera de lo que pasó entre Jung Kook y yo, nunca me volverá a hablar. Mi relación con mi hermana puede ser difícil, pero no quiero perderla. Cuando dijo que estaba atrapada entre Jung Kook y ella, tenía razón... pero no en la forma en que ella piensa.
―Déjame ayudarte con eso.
Jung Kook se arrodilla entre mis piernas y mueve su mano hacia mi pantorrilla, empujando mi pierna hacia atrás. Lo observo por un momento, y mi corazón se aprieta dolorosamente. La razón principal por la que nunca me mudé fue porque sabía que me costaría todo y, a pesar de estar casada, eso no ha cambiado.
