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Max:

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Max:

¿Qué tan difícil puede ser hablar con el padre de mi novio?

Era un hombre adulto queriendo casarse con el amor de su vida, no algún adolescente nervioso tratando de tener suerte en la noche de graduación.

Estuve paseándome de un lado a otro en frente de la casa donde Sergio había pasado su infancia, tratando de llevarme a tocar la puerta.

Antonio y yo habíamos empezado en buen plan, si recordaba bien. Pero, de igual forma, había un pequeño atisbo de duda de que él no me diera su bendición; esa de que él pensara que no soy suficientemente bueno para su familia.

— ¡Max! — Su voz me hizo saltar. No lo escuché venir hacia afuera. — Vas a hacer un hoyo en mi recibidor. Trae para acá tu trasero.

Aclaré mi garganta nerviosamente.

— Es bueno verle de nuevo, señor Antonio.

Todavía estaba en uniforme; eso significaba que tenía acceso fácil al arma.

Sabía que no iba a matarme. Era un hombre con hijos. De todas formas, un disparo en la pierna o algo así no sonaba como algo que tampoco quisiera experimentar.

Tomé aire y lo seguí hacia dentro, cerrando la puerta detrás de mí. Me indicó que me sentara en el sofá.

— ¿Cómo están los niños? — preguntó educadamente.

— Están genial — contesté. — Los chicos se las han arreglado para mantenerse fuera de los problemas la mayor parte del tiempo. Chequito no tuvo problema para adaptarse a una nueva escuela. Creo que estar en la misma clase que Emilian le ayudó, y Penny hizo un montón de amiguitos en preescolar. Estoy seguro de que mi casa estará a reventar de niñas de tres y cuatro años en poco tiempo.

Antonio soltó risitas, pero no me relajaron. — ¿Te gustaría algo de beber? — preguntó.

— Estoy bien, gracias — contesté. Creo que me lo echaría encima.

— Entonces vayamos al grano — dijo inclinándose hacía delante en su silla. — No manejaste todo el camino solo para decir hola.

Mierda.

— No, señor -—contesté educadamente. — Estoy aquí para pedirle su bendición.

—¿Para qué? — preguntó, a pesar de que ambos éramos conscientes de que él sabía la respuesta.

— Espero casarme con Sergio y ser un padre para Chequito — contesté. — Ellos ya son parte de mi familia. Quiero hacerlo oficial.

El hombre me miró de arriba a abajo, y el cuarto se llenó de un silencio tenso.

Sergio: Secuestrador ♡ Chestappen Where stories live. Discover now