Editando;
Sinopsis:
Anastasia es educada, respetuosa, elegante y tiene buenas notas.
Los profesores la definen como "la joya de la escuela". La estudiante perfecta no existe, afortunada en los estudios y desafortunada en la vida social, Anastasia es...
Salimos a la cancha donde se encontraba la profesora de deportes nos acercamos en bola a ella nos miro y dijo.
-Hacer equipos hoy sera día de basquetbol.
Todos formaron equipos pero ninguno me escogió a mi, la maestra al darse cuenta la puso en él equipo donde se encontraba Andrés.
-Pero maestra ella no sabe jugar perderemos- dijeron todos al unisono.
-Ella estará en su equipo y no se hable mas del tema.
Fui con ellos sin ganas la verdad es que tenían razón era malísima para los deportes aunque en mi casa era diferente ahí hablaba mas, me gustaba ayudar a mamá a cosinar los fines de semana, me gustaba caminar por las mañanas al parque que estaba a tres cuadras de mi casa pero también debo confesar que no era muy femenina.
Al estar jugando Andrés aventó la pelota en mi rostro y caí al suelo en ese momento me di cuenta que me empezaba a sangrar mi nariz, salí corriendo al baño con lágrimas en mis ojos tome pedazos de papel y me limpie la sangre.
Cuando salí vi a Alfonso y a Fernanda juntos esperándome afuera.
-¿Te encuentras mejor?, Alfonso estaba preocupado al igual que yo- pregunto Fernanda abrasando a Alfonso.
-Ya estoy bien- dije bajito.
Alfonso me sujeto poniendo su brazo al rededor de mi cuello e hizo lo mismo con Fernanda con su otro brazo que se encontraba desocupado y caminamos directo al salon.
Para las ultimas clases fueron álgebra y astrónomia mi favorita. Cuando tocaron para salir me encontré con Alfonso.
-Anis, perdón hoy acompañare a mi novia a su casa- me dijo Alfonso apenado.
-Ve con ella no te preocupes por mi- le dije con una dulce sonrisa.
Me fui sola a mi casa cuando llegue mi hermano se encontraba en la pequeña sala sentado apoyando su cara en sus manos y estaba muy triste se le veía en su mirada.
-¿Que te ocurre? ¿Porque esa cara triste?- le pregunte sentándome a su lado.
-Por que Alma me dijo que no quería ser mi novia.
-Bueno aun eres muy pequeño estoy segura que encontraras a alguien que te quiera como eres- dije dándole un beso en la frente.
Entre a mi habitación a cambiarme de ropa luego salí a comer con mi hermanito y mi mamá, al terminar mi hermano fue a ver la computadora algo vieja pero aun funcionaba bien yo coji mi mochila y saque mis libretas para hacer mis tareas. Cuando llego papá nos sentamos todos juntos para cenar en familia.
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-Buenas tardes joven- dijo un señor de unos 56 años. Tenia ya algunas canas, usaba unos anteojos de vez en cuando y aun a esa edad no se veía cansado, caminaba erguido y sobre todo siempre le hablaba a Harry con cariño y respeto no porque trabajara con él si no porque realmente era al único a quien consideraba como aun hijo, lo había visto crecer desde que tenía 5 añitos. Lo quería como si fuera de su misma sangre aunque no lo fuera haría cualquier cosa por él.
Lo mire por unos minutos tome aire y dije:
-¿Mi madre donde esta?
-Joven su madre se fue ya a Londres hace unas horas, ¿Va a comer?
-No, he comido fuera, iré a la sala traeme un ted- ordene. Fui a la sala era un lugar con mucho espacio los sillones eran grandes color negro de piel estaban en forma de L, él lugar estaba casi iluminado por los rayos del sol ya que las cortinas estaban abiertas, habían como cuatro ventanas enormes que podía ver él gran jardín.
Me senté ha esperar él ted y cuando él llego con unas 4 empleadas una llevaba una charola con la cafetera, una taza de porcelana pequeña y un plato igual de porselana, la otra llevaba el azúcar y la miel, y las otras dos no llevaban nada en sus manos.
Dejaron todo en la mesita que se encontraba en frente de los sillones, prepararon él ted con la miel y en ese momento escuche un sonido estraño que se derijia al jarron de miel, mi gran sorpresa al descubrir que ocasionaba él ruido era una abeja ¡abeja!
Corrí alzando las manos pero mas me seguía la maldita abeja.
-¡saquenla!
-¡Saquenla!
Me hinque junto al sillón como un pequeño asustadizo mitras él y las 4 mujeres intentaban sacar a la abeja, me cubrí con mis brazos ocultándome aún mas.
-Joven, joven lo hemos sacado puede ponerse de pie- me dijo él.
-Quien ha sido- dije molesto.
-Perdoneme joven.
-Asi que has sido tú, ¡Marcus!- dije viéndo a la chica con desagrado.
-Si joven.
-Despidela- ordene.
-Si joven.
Me fui del lugar escuchando llorar a una de ellas seguro a la que había despedido, subí las escaleras hasta mi habitación al entrar me quite mi blusa y me deje caer en mi cómoda cama.
Por primara vez quisiera no ser quien soy él único heredero Collins, desearía tener una vida normal con mis padres, amigos y no se tal vez hasta tener una novia que me quiera por ser yo. Cambiaría totalmente todo lo que poseoporsabercomoseriatenerunavidasinlujosperoconmispadrescercademi.
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Me puse de pie viendo la hora en mi reloj que traía puesto en mi muñeca era la hora perfecta para ver las estrellas en mi telescopio lo coloque cerca del balcón me puse un suéter y empecé a admirar él cielo era muy bello. Era himnotizante , me quede por un buen rato ahí observando hasta que escuche que tocaban la puerta.
-Pasa Marcus- dije sabiendo que era el único que se podría haber atrevido a tocar a esta hora.
-Joven creí que ya dormía es tarde.
-No podía dormir así que decidí ver las estrellas, pero creo que ahora ya podre dormir ahhhhh...- dije bostezando me metí para dentro junto con el telescopio.
Marcus se había quedado un rato para cerrar la puerta del balcón y las cortinas mientras que me quedaba dormido.
-Joven jo...- no termino la frase porque se dio cuenta de que me había quedado dormido me coloco una cobija y se fue de mi recamara.
