Episodio 3: Olvidar y seguir.

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-Entonces el chico ese arrastró a Jaemin a sacarse suficientes fotos como para llenar un álbum completo. Cuando terminaron, se pusieron a hablar y cuando le preguntó su nombre, Jaemin gritó el tuyo. – Recapitulo aquella historia su madre mientras picaba verduras en la cocina.

- Si y ahora ese estúpido patinador cree que el fanático de Jaemin se llama Jeno. – Reclamó por quinta vez en la mañana mientras terminaba de arreglar la corbata de su uniforme.

- No te calientes tanto con algo tan pequeño, mi niño. Deja que pasé de seguro el chico después ni se acuerda mientras compite. – Le calmó su madre. – Olvidar, superar y seguir.

Antes de salir rumbo a su trabajo, dejó un beso en la mejilla de su madre antes de correr hacia el hotel donde trabajaba mientras seguía estudiando en la universidad. En el caminó se puso a pensar sobre lo que había dicho su madre, y vaya que tenia razón.

No debía darle tanta importancia, mientras menos pensará en aquello, más rápido pasaría el tiempo y en menos de lo que esperaba, aquellos patinadores y sus competencias desaparecerían, y él podría volver a su rutina de siempre.

A lo lejos logró divisar la entrada principal del hotel donde trabajaba dejó escapar una suave risa por lo bajo, recordando su primer día en aquel lugar. Lo primero que había hecho su jefe en cuanto llegó el primer día fue hacerle firmar un contrato de confidencialidad porque varias de las personas que llegaban al hotel eran famosas estrellas dentro del mundo.

Todo lo que llegaba a escuchar o ver en aquel lugar, debía quedarse en aquel lugar o lo demandarían.

Luego de ello, Su jefe se tomó una semana completa para "Educarlo" y que pudiera trabajar correctamente en el hotel, desde clases de como pararse derecho y caminar, hasta como hablar y mantener un tono de habla estable para hablar con los hospedados.


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Para Jeno ese día no fue como todos los demás, cuando llego al hotel Grand Ambassador había una horda de periodistas armados junto sus camarógrafos que literalmente ocupaban toda la calzada de la calle.

Gracias a su uniforme y la poca importancia que le dieron los camarógrafos, rodeo a aquellas personas sin problemas o al menos así lo creía el, ya que a penas comenzó a caminar hacia la puerta de servicio, todos los camarógrafos intentaron abalanzarse sobre él.

Por suerte o destino, la aparición divina de su jefe lo sacó de allí. O más bien, lo arrastró fuera de allí. Su jefe había aparecido al otro lado de la puerta, alcanzando su corbata antes de arrastrarle hacia adentro.

- Tiene suerte de no ser el desayuno de la prensa, señor Lee. - Le regaño su jefe, arreglándose la ropa. - Hoy te toca la cafetería, el señor Na tomó el lado izquierdo del segundo salón, a usted le toca el derecho.

The love is in the Ice. / NoRenWhere stories live. Discover now