The day. . . ₊⊹

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Los días habían sido jodidamente tortuosos durante el lapso de tiempo que tuvieron que esperar

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Los días habían sido jodidamente tortuosos durante el lapso de tiempo que tuvieron que esperar. Sin embargo, el día por fin había llegado y no esperaron a que amaneciera por completo para saberlo.

Una rubia alterada se dirigió a la habitación de su amigo, abriendo la puerta de madera lijada sin cuidado alguno, acercándose aún más para sostener entre sus manos el bulto de sábanas que se encontraba en el centro de la cama, sacudiéndolo con entusiasmo.

- ¡Kuni! ¡Levántate, son las cinco de la mañana! -avisó, apartándose una vez notó que su amigo se quejó, acurrucándose aún más entre las mantas que los separaban del suave tacto de las manos ajenas.

- Una mierda ¿Es necesario levantarme tan temprano? Falta una hora para partir como acordamos, déjame... -ordenó, aferrándose a las sábanas pues Lumine comenzó a tirar de ellas, buscando descubrirlo para finalmente alistarse.

- ¡Entre más rápido lleguemos será mejor, así podremos pasar por todos los lugares que queremos visitar! -trató de convencerlo, sin éxito.

- ¡Anoche planeamos el horario justamente para darnos un descanso durante el viaje! ¡Debería seguir durmiendo, joder! -resopló, soltando las sábanas repentinamente provocando que su amiga casi cayera de plano hacia atrás, sosteniéndose por reflejo del escritorio detrás de ella. La tomó por los hombros y la dirigió a la puerta, dejándola detrás de ella y él mismo recargado sobre el marco, con el ceño fruncido- es la última vez que te permito meterte con mis horas de sueño, son sagradas, Lumi.

- Lo sé, y por eso tenía pensado conducir yo, fue el otro punto que olvidé mencionarte -se cruzó de brazos, el índigo la analizó y cerró la puerta de golpe, esperando unos instantes en el mismo lugar, antes de escuchar del otro lado un "¡Salgo en veinte!".

La chica se alejó de la puerta lista para tomar su maleta y llevarla al auto, no era mucho pues apenas se quedarían una semana... Pero llevaba lo necesario para cualquier incidente, no sabía que tipo de cosas podrían ocurrir en el transcurso.

Salió de casa para cumplir su objetivo, sintiendo el aire seco pegarle directamente, provocándole un escalofrío.

Sorbió su propia nariz y dejó la maleta en la parte trasera, donde no había nadie. Dirigiéndose al caluroso ambiente de su corredor para tocar la puerta de su compañero, animándolo a que salga de una vez. Y este así lo hizo, con unas ojeras que dejaban en claro sus pocas horas de sueño.

- Uy, te ves de la mierda -juzgó.

- Gracias -le sonrió sarcástico, pasando a su lado para dirigirse al auto, apagando todas las luces que encontraba a su paso, verificando que ningún cable o objetos doméstico se encontrara encendido.

Ambos salieron finalmente y la chica cerró la puerta detrás de sí, acomodando su propia chaqueta antes de adentrarse a la calefacción que el auto brindaba, en el asiento del conductor.

𝗜ᴅᴏʟ. . . ★! [𝗞ᴀᴢᴜsᴄᴀʀᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora