Capitulo 11

211 45 570
                                    

Artemis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Artemis

Cuando Eros sale del despacho, me pongo de pie y cierro yo mismo la puerta. Cuando me giro hacia Cronos, él ya me está mirando con una confusión máxima, seguro preguntándose porque lo dejé aquí conmigo.

—Cronos... ¿me recuerdas lo que hablamos el día que Rea se desmayó en el restaurante? —cuestiono avanzando lentamente hacia la mesa, me sirvo un trago mientras veo como sus puños se aprietan, seguro recordando lo que el mesero le hizo.

A mí también me molestó mucho que ese hombre mirara y tocara de esa manera a Rea. Y no hay justificación para eso. Si mi hermana se quiere vestir con una puta minifalda ella está en su derecho de hacerlo, y eso no significa que sea para que ese tipo se aproveche de ella.

Tuvimos suerte de que mis hermanos se dieran cuenta de ello y pudiéramos hacer algo antes de que el hombre avanzara aún más de lo que ya hizo.

Lo primero que hice fue encargarme de despedirlo del restaurante y me encargué de manchar su historial para que nadie más lo contrate.

Lo segundo que hice fue poner una clausura al restaurante y a los días salió en el periódico. Manché totalmente la reputación del restaurante.

Pero lo que sin duda me dolió y molestó, fue ver a Rea más retraída en ella misma y no la volví a ver con sus minifaldas, o por lo menos no la vi usando cosas cortas. Lo que significa que ahora mi hermana, mi Rea, teme de usar ropa corta y femenina porque algún pervertido intente mirarla o tocarla de forma indebida.

Veo a mi hermano tragar saliva antes de responder.

—Que esperaríamos unos meses antes de comenzar...—se detiene, apartando la mirada.

—Comenzar...—lo incito a seguir.

—Comenzar a conquistarla. —suelta de golpe, como si le costara.

—Exacto. —asiento. — Dijimos explícitamente que íbamos a esperar que estuviera más estable para comenzar a acercarnos poco a poco...—remarco las últimas palabras.

Él asiente a mis palabras.

—Eso dijimos.

—¿Entonces me explicas porque mierda cuando llego a la casa me encuentro con esto? —giro la pantalla de mi computadora y le muestro la imagen, donde se ve claramente el momento en el que el la está besando, o su comisura más bien.

Cronos se acerca para ver mejor la imagen mientras yo me bebo el trago de una sola vez, sintiendo la quemazón en mi garganta.

Cuando se da cuenta de la imagen, lo veo apretar los puños y tensarse aún más. Levanta la mirada y me mira.

—¿Tienes una puta camara en su habitación? Eso es enfermo, Artemis.

Elevo una comisura.

—Yo no instalé cámaras, ya estaban y yo solo las actualicé.

Esto es Prohibido |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora